A veces te recuerdo. Recuerdo nuestras anécdotas y que eras mi mejor amigo. Recuerdo esas veces cuando estabas ahí para mí y me consolabas de todas mis malas relaciones porque he de admitir que mis decisiones respecto a parejas en ese entonces eran completamente pésimas.
Recuerdo cuando vendías dulces y yo terminaba comprándote muchos chocolates. O cómo nos juntábamos con el otro chico para estar bobeando en la biblioteca.
Recuerdo haber escrito alguna vez que quería ser como tú, tan apasionada por el cine como lo eras tú, saber lo que tú sabías y nunca darme por vencida. Aún está anotado en mi lista de cosas por hacer.
"Ser tan inteligente como él"
Pero me doy cuenta de que no quiero ser como tú aunque a veces te extrañe, o extrañe la parte de ti que tú decidiste mostrarme. No esa parte mala, jamás esa parte de tí que le robaba las novias a su mejor amigo, acosando a las chicas con las que salías y justificándote al decir que eras inseguro.
Y me da coraje saber que estuviste en mi casa mientras yo me bañaba, que me pusiste totalmente ebria y fingiste no haber recordado nada de lo que hiciste por los siguientes dos años. Pero lo peor de todo es que esos dos años me quedé ahí a tu lado, porque creí que una parte de ti era buena y que no valía la pena alejarme por unos pocos momentos malos, y además porque tú creíste que no recordaba nada de lo que sucedió esa noche y fue lo más sencillo para ti.
A veces olvido que fuiste esa mala persona y que era mi amigo. Que lloraste a mi lado y que eras humano. A veces me olvido de ti hasta que esas invitaciones para ver cine me aparecen de la nada y me recuerdan que existes. Que no estoy ni estuve exagerando como tú lo decías y que las peores personas a veces pueden ser "tus mejores amigos".
