Despierto llorando, tuve una pesadilla horrible. Asesinaban a Taylor justo al frente mío mientras yo estaba atado para no poder ayudarlo. Pum, chau.
Mi corazón estaba a mil así que decidí ir a lavarme la cara para poder despejarme y caer en la realidad de que eso no había pasado y espero no pase nunca. Pero había otra realidad, era mucho mejor que esa, el quiere verme, a mi. Sonrío, me seco y voy a cambiarme el pijama por mejor ropa, mas apta para verlo...
Me fui sin probar un bocado de nada por el hecho de que los nervios me consumían, pero no era malo, no como los de antes que me hacían sentir terror a todo lo que me rodeaba, si no una felicidad absoluta. Llegué en taxi ya que mis ganas de tomar un colectivo eran muy bajas. Ahí está el, con la mejor vestimenta (como siempre), es perfecto para mi, combina todo lo que me gusta. Me dirijo hacia el y lo saludó, da un pequeño salto ya que no me ha visto llegar.
Hola! -le digo demasiado entusiasmado-
-Hola... -me dice que un tono apagado, muy anormal en él-
-Que ha sucedido?
-Tengo que decirte algo.
-Dime.
-Te necesito. -se acerca-
-Com... -y así antes de pudiera terminar, me beso, él me besó-
Le correspondi el beso que tanto anhelaba en mi vida, sus labios van a la perfección con los míos y sus movimientos coordinaban en todo. Perfección, eso era tener sus labios sobre mi, no va a haber algo mejor. Nunca.
Él es el que logra que me olvide de mi cuerpo, de las veces que quiero mutilarlo, vomitar o simplemente no darle grasas. Todo mi odio se va, convirtiéndose en algo más hermoso y especial. Es amor, lo se, no puedo negar lo que siento.
Te amo Tay.