El conjunto de vivencias colorean tu corazón hasta alcanzar una gama determinada, el cual, definirá todos tus pensamientos, sentimientos y preferencias. Para poder comprender el color, debemos entender de dónde proviene.
¿Qué es lo que reside en el...
Idea: Un día que parece fatídico resulta ser el más importante de sus vidas. Los días de lluvia son generalmente tristes, pero este, este sería único.
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El cielo estaba gris como el asfalto, con borrones aún más oscuros como un manto sobre la ciudad de Karakura. Rukia volteó a ver a la profesora que hablaba y hablaba sin captar su atención y la de muchos otros que miraban distraídos como ella el deprimente paisaje.
Nadie quería dar clases así, la tormenta parecía querer devorar todo el instituto en un abrir y cerrar de ojos y ella no paraba de dibujar conejos en las esquinas de las libretas.
—Que fastidio...— murmuró para sí misma y en ese preciso instante sonó el timbre. Poco le importó que la profesora la mirara mal, o que casi se comiera el piso tropezando con Orihime al correr en estampida como si de salir del salón dependiera su vida.
—Kuchiki-san ¿Estás bien?— escuchó la voz preocupada de la pelinaranja pero no se detuvo a responderle, bajó las escalera als saltando los cuatro últimos escalones.
Sin embargo nada de eso la ayudaría, apenas llegó a la puerta de salida la lluvia comenzó a caer con tal fuerza que parecía una cortina blanca. Con el aliento faltándole se llevó la mano a la cabeza, podía tener muy mala suerte si el destino se lo proponía y era una de esas ocaciones.
En la mañana se cayó de la cama y casi se parte una mano, se derramó el chocolate encima y como se tuvo que volver a cambiar llegó tarde al primer turno y no la dejaron entrar. Luego había dejado la tarea de álgebra por lo que la sacaron de esa clase también y luego, examen sorpresa en el que de milagro salió adelante perdiendo unos cuantos puntos. Para empeorar las cosas al buscar en su cartera no había echado el paraguas como ya lo sospechaba.
¿Podía ser peor?. Ese martes 22 era el nuevo viernes 13.
—Maldición— blazfemó. Habría salido bajo la lluvia con el carácter que ya traía pero con tal mala suerte ya le daba miedo exponerse tanto.
Vio salir uno a uno sus compañeros, distraídos caminaban riendo bajo sus paraguas. Se sentía la persona más desafortunada del universo. Se iba a quedar hasta tarde esperando a que cesara la lluvia y su hermano se enfadaría con ella por su "irresponsabilidad".
—Mierda— soltó nuevamente al recordar eso último. Solo eso le faltaba, no quería la mirada recriminadora de Byakuya sobre ella.
—¿Como es que de un cuerpo tan pequeño salen esas palabrotas?— se volteó dispuesta a hacerle al atrevido una demostración de cuantas más podrían salir. Sin embargo se encontró con una figura demasiado conocida.
