Celo Con El Enemigo (Changlix)

VINGT ET UN

Las palmas de Félix sudaban por los nervios que le provocaba tener que ir a cada de los padres de Changbin, confiaba en que no reaccionen como su propia madre.

El azabache le repetía que lo hacen por compromiso y que al primer mal comentario se largaban de ahí. Se aferró con fuerza al Alfa mientras llegaban en la motocicleta a la casa, se llenó todo lo que pudo del aroma del mayor para tranquilizarse y vaya que funciona.

Ya estaban ahí parados frente a la puerta, el mayor apretó el timbre, esperaron a que alguien abra la puerta, casi al instante pues ya los estaban esperando.

La mujer de cabellos azabache igual que su hijo los recibió con una sonrisa que no hizo más que agrandarse al ver la marca en el cuello del Omega, ella les dió el paso.

-- Binnie, hasta que recuerdas que tienes madre -- saludo a su hijo besando su frente --. Lixie, cuánto tiempo sin vernos -- imitó la acción con el menor --. ¿Puedo ver?

Félix asintió, la Omega bajo el cuello de la camiseta para ver bien la cicatriz de la marca. Hyejin levantó al castaño del suelo y empezó a girar con él, ella olía a felicidad pura.

-- Pasen -- bajo al chico recuperando la compostura --. Les prepare galletas.

Antes de seguirla a la sala, se miraron cómplices con pequeñas sonrisas sobre sus labios. Comían mientras platicaban siempre cambiando de tema cuando ella les pregunta sobre cómo fue cuando lo marcó.

-- Lixie, no quiero excusar a tu madre -- tocó el tema con cuidado, Seo puso su mano sobre el muslo de su Omega --. Ella me contó, creí que mentía. Comprendo su reacción, ya habías estado solo con él -- apunto al Alfa --. Y nada había pasado. La verdad yo siento que exagera, ella sabía que esto podía pasar.

No volvieron al departamento después de la visita a la madre de su Alfa. Jeongin llamo al castaño por algo que era "urgente". Y bueno, Changbin reaccionó igual que Félix había reaccionado cuando vió a Seungmin entrar como si nada.

-- Lix, estoy en la cocina -- dijo apenas los escuchó abrir la puerta.

Fueron hasta donde estaba Jeongin y se sentaron en los bancos alrededor de la barra viendo al pelinegro cocinar.

Apenas el mayor iba a hablar escucharon a alguien bajar por las escaleras con prisa. Un pelirrojo entró en el campo de visión de los invitados, el Alfa iba sin camisa.

-- Innie, ¿Puedo lavar mi camisa? -- el Omega se la quitó de las manos y la miró.

-- Yo la lavo, toma una camiseta de mi primo mientras -- le hizo señas para que se presentará.

-- Disculpa, soy Hwang Hyunjin -- le tendió la mano al castaño.

Unos segundos antes de que pudieran tomarse la mano Changbin gruñó y abrazó a su Omega.

-- Ponte ropa -- ordenó el azabache.

Por suerte Hyunjin no reclamó por la orden y regresó arriba, pero la manera en que ambos Omegas lo miraron le hizo encogerse de hombros nervioso. Félix le dió un rápido beso en los labios y entrelazó sus manos.

-- ¿Para qué me necesitabas? -- preguntó Félix.

-- Primero necesito que se vaya -- apunto hacia arriba --. No quiero que me escuche.

El pelirrojo se quedó a comer con ellos y resultó ser alguien encantador y amigable, cuando se iba a retirar abrazó al Omega mayor, se despidió con un gesto de Félix para evitar problemas.

-- Ahora si, cuéntame -- el castaño puso sus codos en la mesa y apoyo su cara en sus manos.

-- Tengo un problema -- se lamentó Jeongin --. Me gusta Hyunjin, pero la vez pasada cuando vi a tu amigo.. ¡Minho! Mi lobo se alborotó como nunca..

Félix rió ruidoso, problemas de Omegas lindos, tienen a más de un Alfa en su mano y sufren por eso.

-- No te rías -- lloriqueo --. Quiero mucho a este Alfa pero me atrae el otro, pero no lo conozco y, y, y...

-- Detente -- Changbin interrumpió al Omega que parecía enredado en sus pensamientos --. Si el no conocer a mi amigo es un problema tal vez deberían salir y conocerse, así no solo te basarás en atracción, ¿Si?

Jeongin asintió efusivo, le hubiera gustado discutir con el Alfa por callarlo pero en verdad dijo algo bueno.

-- Si me lo permites puedo darle tu número -- inquirió el Alfa.

Félix intento morderse la lengua para no decir el secreto de Minho pero tal vez eso lo ayudaría a decidirse.

-- Invité a Minho porque le gustas desde que te vio en tu prepa -- le confesó el castaño.

-- Tal vez debería salir con él...

La pareja regresó a su departamento, querían dormir hasta el día siguiente y no hay nada que se los impida.

Félix sentía una clase de tranquilidad al saber que por lo menos la madre de su Alfa no reaccionó igual.

Se pegaron por completo disfrutando la calidez corporal del otro.