DIX-HUIT

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Félix despertó entre los fuertes brazos del Alfa, todo estaba bien hasta que recordó la marca en su cuello y se dijo cuenta que seguía desnudo

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Félix despertó entre los fuertes brazos del Alfa, todo estaba bien hasta que recordó la marca en su cuello y se dijo cuenta que seguía desnudo.. ¡Y que también Changbin estaba como llegó al mundo!

El rostro del Omega en esos momentos era más rojo que el color de su piel normalmente. Y que entre sueños Changbin lo acercara más a su cuerpo no ayudó. Por el momento pensaba que su Alfa seguía dormido hasta que recibe un beso en la nuca que despierta todos sus sentidos y eriza su piel.

-- Buenas ¿Noches? –- la voz ronca del azabache no ayudaba.

Todo estaba oscuro, solo entraba por la ventana luz de las calles. Más besos llenaron la piel canela de Félix, su lobo se sentía como un cachorro yendo para todos lados agitando la cola.

-- ¿Tienes hambre? –- cuestionó Seo rozando sus labios conta la piel ajena.

A Lee le avergonzaba admitir que a pesar de tener hambre no quería que el Alfa dejara de abrazarlo, le encanta el calor que emana el otro y lo cobija con dulzura.

-- No -– mintió -- ¿Tú tienes hambre?

Giró para quedar de frente al azabache, quien estiró su brazo y encendió la lámpara sobre la buró. Las grandes manos del castaño acunaron las mejillas del contrario y unió sus frentes acariciando ambas narices con cuidado.

-– Si tengo hambre y ya sé que es lo que quiero comer –- el tono de voz sugerente que uso pareció no notarlo el menor.

-- ¿Qué? Yo te lo preparo –- dijo inocente.

El contrario solo rió y negó con la cabeza, besó castamente los suaves labios de su Omega acariciando la expuesta cintura. Sin pensarlo demasiado continuaron el beso uniendo sus pechos sintiendo lo pegajosos que habían quedado.

Pero estaban lo suficientemente excitados como para detenerse, Seo siempre había tenido una pequeña fantasía y obviamente la quería cumplir.

Con toda su fuerza de voluntad salió de la cama y fue hasta el baño para abrir la llave caliente y fría de la regadera, regresó los el castaño y lo levantó de manera de que pudieran seguir besandose.

Entró con cuidado de no resbalarse con el menor en brazos, lo dejó en el mojado piso y lo hizo apoyarse de frente en la pared. Comenzó a masturbarlo mientras restregaba su miembro entre los bronceados muslos de su Omega.

-- Ngh Changbin~ -– gimió al sentir dos dedos de una sola vez abriendolos como tijeras en su interior. –- Se siente extraño~

El agua templada caía sobre ambos dándole un toque más caliente en el punto de vista del azabache. Sacó sus dedos y lo cambio por su dolorida erección.

La manera en que las paredes lo apretaban le hizo jadear extasiado, no esperó mucho para comenzar a moverse.

Sus pieles chocaban cada vez que embestía de nuevo, las piernas del Omega dejaban de responder y perdían fuerza a cada espasmo que atacaba su cuerpo.

Celo Con El Enemigo (Changlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora