El roba sangre

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"El roba sangre", así lo apodaron los muchachos de el pueblo, este era un asesino serial cuyo pasatiempo fue robar sangre de cuerpos muertos.

El cementerio se encontraba muy alejado del pueblo así que este secuestraba, torturaba y asesinaba gente para robarle la sangre de su cuerpo.

¿Qué hacía con ella?

Se la inyectaba.

No se sabe porqué pero se volvió adicto a esto, primero jugaba siniestramente con sus víctimas, enterrando agujas o incluso tijeras en su piel y luego, les robaba la sangre y los asesinaba, mató cerca de diez personas antes de que asesinara al último.

Una mañana de noviembre, el asesino tomó un puñal y un trapo con un poco de cloroformo, solo armado con eso, salió a cazar a una nueva víctima, pero el no sabía lo que le esperaba pero entonces lo vio. Ahí estaba, la nueva víctima, un hombre sentado en el parque, mirando las estrellas algo dormido. El roba sangre se acercó sigilosamente por detrás de el y le puso el trapo en la nariz, la víctima se desmayó al oler el cloroformo.

Al despertar, la víctima estaba atada y amordazada, sentía nauseas. El asesino ya se habría inyectado la sangre. La víctima, asustada y llorando... Se desmayó nuevamente y el roba sangre, cortó su garganta lenta y dolorosamente. Mientras la sangre caía por su cuello y torso el roba sangre la lamía, era un asco realmente. Pero había algo que el asesino no sabía, esta persona que el mató tenía VIH, osea Sida. Una transfusión de sangre era suficiente como para transmitírsela al homicida.

Dos semanas después, fue capturado por la policía y le dieron veintitrés años de cárcel. Falleció en el hospital hace tres años, no llegó a cumplir su condena. Desde entonces la gente del pueblo no quiere hablar de él por temor a que vuelva a por ellos, sin embargo todos lo recordarán como "El roba sangre".

Asesinos y otros horroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora