Mi vida apesta.

¿Recuerdas?...

Te tengo que decir esto antes de irme; ¿Recuerdas aquel fantasma que te asustaba en las noches? Era yo, me gustaba hacer ruidos para que despertaras e iluminaras el mundo con tus ojos azules. ¿Recuerdas los juguetes que aparecían en tu cuarto cada día? También era yo. Me gustaba ver tu sonrisa iluminar mi mundo. ¿Recuerdas aquel vestido rosa que viste y a la semana apareció en tu clóset? Estabas tan feliz por él. ¿Recuerdas las rosas que te di en tu baile de graduación? Te encantaron. ¿Recuerdas  el vestido que usaste en tu premiación en la universidad?... No, claro que no lo recuerdas. Eso jamás pasó. Te fuiste de mis brazos antes de que pudiera decir tu nombre. Eras tan frágil, tan pequeña. Elizabeth, me hubiese gustado que crecieras con ese nombre. Hoy es tu funeral. Estoy aquí, viéndote con un vestido de luto diminuto, para tu pequeño cuerpo. Te amo, hija.