Mi vida apesta.

Ella es hermosa.

Es hermosa.Ella todas las noches está en su habitación. Llora todas las noches sin parar, hasta quedarse dormida. Ella necesita sangrar para saber qué está viva, no es por capricho, tiene problemas. A las tres de la madrugada, cuando todo el mundo duerme y ella aún está despierta, prometiéndose a sí misma que está será la última vez. Su rostro lloroso, su brazo sangrante, su mirada perdida, mordiéndose el labio por la desesperación. Y yo aún creo que ella es hermosa. Ella no lo sabe, no me atrevo a decírcelo, pero mi mirada me delata. Aún no se da cuenta, y yo la sigo encontrando hermosa.