Prólogo

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Sigo llorando, a pesar de que me arden los ojos no puedo parar. Me duele mucho saber que la perdí de nuevo, pero esta vez para siempre.
Son las 4 con 15 de la madrugada, y no he dormido nada, por el terror de saber que otro llegará y ella me olvidará, odio pensar que otro tomará los labios que algún día fueron míos, que verá esos ojos que te llenan de ternura y que los podrá mirar por horas y horas. Pero lo que más me aterra y odio con todo mi alma es saber que ella me odia a mi. Se que el odio es por mi culpa y que yo mismo sabía que me iba a odiar tarde o temprano, pero no estaba consciente de que iba a doler tanto y de que ella se alejaría tanto de mí. Pero la culpa fue de ella desde un inicio, porque yo había decidido no creer en el amor, hasta que ella llegó y lo cambio todo.

Eres mía.» AsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora