PERMANECER

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- ¡a pelear! - indicó Pawan.

Al escuchar esas palabras, el chico quiso golpear a Saint, pero Saint solo se apartaba del chico, no atacaba, solo se alejaba, evadiendo a su oponente. La paciencia del chico se estaba agotando, porque él atacaba e inmediatamente el otro evadía, así no habría un ganador en este juego.

Sin previo aviso, Saint recibió dos golpes en el rostro, haciendo que cayera al suelo. Antes de que el otro chico lo pateara, Saint se levantó de inmediato y con todas las fuerzas que tenía lo empujó, apartándolo de él. Saint se llevó la mano en la comisura de su boca y sintió que tenía el labio inferior roto. El otro chico se puso en guardia, apretando los puños fuertemente, se dirigió a golpear a Saint; impulsivamente Saint giró y con el codo golpeó el rostro de su oponente.

Al haber sido golpeado, el chico se llenó de ira, escupió el poco de sangre que tenía en la boca, la mirada del chico reflejaba deseos de ganar y permacecer ahi, asi que se dirigió nuevamente hacia Saint. Saint no sabía qué hacer, así que solo lo esquivó, además de no saber repartir golpes, no quería hacerle daño al chico, pero ambos querían la misma cosa: no ir a la zona blanca. No tenía alternativa, era el chico o él.

Por la enorme puerta del salón, entró corriendo Zee. Estaba agitado y se quedó estático en la entrada.

- mira, ¿no es divertido? - habló Pawan al ver a Zee, mientras señalaba a los peleadores.

Zee se acercó a Pawan, respiró, trató de clamarse y asintió ante las palabras de Pawan.

Saint vio a Zee entrar, su corazón se agitó de alegría, pensando que él lo sacaría de ahí. Saint cayó al suelo sin poder respirar, porque al no prestar atención a su oponente, recibió un fuerte golpe en el estómago.

(en la zona blanca no podré ayudarte... abrir las piernas en la zona blanca.) resonaban esas palabras en su cabeza una y otra vez mientras sostenía su estómago. (ya no puedo...) pensó  en rendirse, pero aquellas palabras no lo dejaron (no, no, debo ganar). con sus últimas fuerzas, Saint se puso de pie y siguió. De manera inconsciente, sus lágrimas comenzaron a salir; al no poder ver, se las limpió rápidamente, soltando un quejido de dolor, puesto que había recibido un golpe cerca del ojo.

(¡tú puedes!) pensaba Zee al ver a Saint en el suelo, pero no podía hacer nada para ayudarlo, porque Pawan estaba ahí y Saint lo necesitaba vivo. (vamos ¡tú puedes! ¡golpea!) Zee estaba ansioso.

Saint recordó la parte más sensible del cuerpo de un hombre; al empezar, Pawan no puso reglas, así que decidió golpear.

Cuando el chico de acercó a Saint, éste de inmediato levantó el pie, propinando un fuerte golpe entre las piernas de chico, Saint vio como el chico caía al suelo sin aliento alguno.

Los que quedaban del grupo pusieron una cara de dolor, como si ellos hubiesen sido golpeados, otros se llevaron las manos a su entrepierna, compadeciendose de un dolor ajeno.

Saint volteó a ver a Zee pidiéndole ayuda. Zee movía la cabeza, haciéndole señas y muecas discretas, pero Saint no las entendía, hasta que vio el pie de Zee. Zee le estaba diciendo con señas que le diera otro golpe con el pie, para por fin noquearlo definitivamente.

Saint no quería hacerlo, estaba decidido a no hacerlo, pero al ver que el chico se estaba recuperando, lo hizo, le dio un golpe en el estómago y uno en el rostro, dejando al chico inconsciente.

Uno de los hombres de Pawan se dirigió a él, lo agarró del brazo y lo sacó del salón.

Saint, al haberle ganado al chico, estaba fuera de la zona blanca y fue llevado a su habitación. No sabía si volvería a ver a aquel chico, pero si lo hacía definitivamente, le pediría disculpas.

Saint fue empujado por aquel hombre dentro de la habitación. Solo había recibido tres golpes, pero le dolían los huesos, incluso hasta el alma. Se sentó sobre la cama y se quedó mirando a la nada.

(¿sigo aquí?) pensó. - Si, me quedaré aquí. - susurró con alegría, no podía creer que se habría librado de la zona blanca por sí mismo.

- sigo aquí Tharn, es tu turno de sacarme de aquí. - dijo con euforia, mientras se dirigía a darse un baño.

Se desvistió y dejó correr el agua fría sobre su cuerpo. Su cuerpo ardía, quemaba, que al entrar en contacto son el agua, se sintió tan relajante.

Al terminar de ducharse, examinó su cuerpo; en su estómago eran visibles unos pequeños moretones, su ojo derecho le dolía bastante.

- ese chico tiene la fuerza de un toro, ¿acaso es zurdo? - se preguntó Saint, porque solo tenía dolor y moretones en la parte derecha del cuerpo.

Dejando de lado sus pensamientos, se vistió y se dispuso a descansar, en poco tiempo quedó profundamente dormido.




Un capítulo más por hoy, en muestra de mi gratitud por ser paciente y haber esperado.

SEDUCIR AL ENEMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora