Capítulo 7

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-Eres tan suave y hueles bien... tal como una chica.- Yeo deseaba que todo eso terminara, jamás pensó que unos viejos repugnantes lo violarían en un lugar así. 

Uno de los hombres hizo el intento de bajar sus pantalones, pero una voz al final de callejón hizo que se detuvieran en seco, mirando hacia esa dirección. Kang estaba aturdido, presionaba sus ojos con fuerza y tratando de pensar en otra cosa que no sea nada lo que está presenciando.

-Aléjensen de él.- los hombres por una extraña razón lo sueltan al instante, cayendo sentado directo al suelo.

Eran tres contra uno, pero eso no terminaba ahí, ya que cada uno tomó unas tuberías viejas para defenderse, era tan poca la confianza entre ellos que ni con sus propio puños pueden enfrentarse a un solo hombre.

-Al menos vengan de a uno.- y eso hicieron, primero fue unos de los escoltas, que con ambas manos lanzó en primer golpe con aquél objeto, logrando esquivarlo con gran facilidad gracias a sus reflejos.

Se lo regresó con una patada en su estómago cayendo sobre una montaña de bolsas de basura, siguió el otro colega e hizo exactamente lo mismo, solo que al final le quitó la barra de acero del agresor y la estrelló contra sus dos piernas, ambos se retorcían de dolor en el suelo.

El último y no menos importante, se acercó pero tiró su arma y empuñó sus manos listo para una ataque cuerpo a cuerpo.

Lluvia de puños y patadas se avecinaron golpeando el aire, ya que ninguna pudo darle, hasta tal punto de que el hombre de traje se cansó y tomó uno de sus brazos torciéndolo sin llegar a quebrarlo.

-Espero no volverte a ver aquí de nuevo.- lo aventó junto a sus compinches quienes observaban todo con pudor, largándose de ahí como unos cobardes. 

Se aproximó a Yeo quien aún seguía en el suelo abrazando sus piernas y su rostro entre las rodillas.

-¡Aléjate!- advirtió el menor cuando quiso tocarlo.

-Soy yo, no tengas miedo.- levantó dudoso su rostro húmedo gracias a sus lágrimas, era el ceo, su camisa y su corbata estaban totalmente desalineadas.

Yeo comenzó a llorar y Hwa no dudó en abrazarlo, sollozando aún más fuerte en su pecho.

Tenia demasiado pánico que ni siquiera lo vio llegar y qué rayos hizo para que esos tipos se fueran. No esperaba que su jefe estaría allí abrazándolo acogedoramente y él dejándose hacer, si no fuera por él lo hubieran violado ahí mismo sin importarles nada. 

-¿Cómo sabías que estaba aquí?- su voz era temblorosa, mientras seguía sorbiendo su nariz.

-Te seguí, llevabas mucho dinero y pensé que sería peligroso que regrasaras solo, me tardé porque olvidé hacer algo en la empresa, lo siento por llegar tarde.-

-No...no es tu culpa, en mas, gracias por venir... sino esos tipos... esos tipos...- 

-Shhh no recuerdes nada, borralos de tu cabeza.- volvió a abrazarlo tratando de tranquilizarlo.- Vamos a casa, tu abuela debe de estar esperando por ti. ¿puedes levantarte?- el menor asintió y pudo levantarse con dificultad, consiguiéndolo al final gracias al brazo del ceo que usaba como soporte. 

Recogieron sus cosas esparcidas en el suelo y caminaron a casa, Yeo se recuperaba en el trascurro, hasta que pudo caminar por si solo. 

-¿No puedes tomar otro camino? ese lugar es conocido porque siempre suceden cosas de ese tipo allí.-

-No lo sabía... y no hay otro camino.- 

-Déjame acompañarte a casa de ahora en adelante.-

-No se moleste, Mingi me acompaña todos los días.-

-Ahora no lo veo aquí.-

-Solo...solo cuando sea necesario.-

¿De verdad era el mismo hombre que conoció al principio? su forma de tratarle cambió radicalmente, aunque en su mirada aún persistía algo que no le cuadraba bien del todo. 

Ignorando todo eso y tratar de estar bien para que su abuela no se altere, mucho menos sepa qué es lo que le ha sucedido. Despidió a su jefe y con una sonrisa forzosa entró a casa, por suerte, ella ya estaba durmiendo, era tarde y vio que comió algo antes de dormirse. Yeo comenzó a llorar desconsoladamente en silencio.

¿Por qué todo tiene que suceder de la peor manera?

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A

cordó pasar el fin de semana en su casa, limpiando y ordenando como siempre lo hacía para matar el tiempo, en cuanto terminaba, leía unos libros de la secundaria que leyó mas de unas cien veces. En eso, un golpeteo en la puerta lo saca de su concentración, indicando que alguien ha llegado. Dudoso, abrió un poco la puerta encontrándose con sus tres compañeros.



-¿Q-qué hacen aquí?-

-Acordamos salir todos juntos este fin de semana, pero como no sabíamos nada de ti vinimos a visitarte. Mingi sabía donde vives.- comentó el mas bajo de todos.

Cada uno traía una bolsa, lo que parecía ser jugos y snacks variados.

-¿Podemos pasar?- prosiguió Yunho.

-Si...-

Abrió la puerta para que todos pudieran pasar, saludando a su abuela que los miraba confundida. Se sentaron en el suelo haciendo una pequeña ronda.

-Ellos son mis compañeros.- especificó Yeo.

-Hola ¿cómo está?- saludo primero Mingi.

-Estoy bien, muchas gracias.-

-Pensé que no sabías lenguaje de señas.-

-Aprendí solo a saludar, no es tan difícil.-

Su abuela en eso toca el brazo de su nieto para que le preste atención.

-Tus amigos son muy guapos.-

-Lo sé.-

-¿Qué dijo? No entendí.-

-Dijo que son muy guapos.-

-oh ¡gracias!- se inclinó agradecido.

Pasaron una acogedora tarde en buena compañía. La abuela de Yeo tan solo observaba y sentía la buena energía que irradiaba aquellos jóvenes, algo que ninguno de los dos habían sentido en bastante tiempo.




Cαɳԃყ 》SeongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora