Tenté mi suerte esa mañana, anhelando llegar al lugar donde Guy-sensei nos había citado. Aquel día de primavera, partiríamos a una misión, donde el nuevo integrante de nuestro equipo haría su presencia. A la Hokage, Lady Tsunade, la había parecido correcto agregar alguien de élite a nuestro equipo, queriendo corroborar sus capacidades para adaptarse. Con lo cerrado que era Kakashi, lo poco hablador que era Asuma y lo excéntrico que era Guy-sensei, lo correcto hubiera sido agregarla al equipo ocho, pero Kurenai no la aceptó.
Envolví mis manos en cinta, antes de despejar mi habitación del sofocante aire que la sosegaba. Me apresuré en abandonar la mansión del clan, aguardando varios minutos en la puerta de la aldea. Tenten, como usualmente, fue la primera en hacer acto de presencia, saludándome. Su rostro se veía complacido con la nueva mujer que se nos uniría, alegando que su soledad ya no sería perpetúa, mas yo no la entendía.
—Piénsalo de está forma—me dijo—, si te encontrarás en un equipo con acalorantes mujeres que distrajeran tu atención de la batalla, por todos los medios posibles desearías que el equipo reclutara a un hombre para aminorar tu sufrimiento, ¿ verdad?
—Si lo pones así... —sopesé, admirando la determinación en su mirada.
En los últimos años, mi relación con Tenten se había estrechado, hasta en un punto dado sospeché que me había comenzado a gustar, sin embargo, aquel erróneo sentimiento se desvaneció cuando Lee confesó su creciente amor por Tenten, dejando a Sakura en el olvido. No pude competir contra Lee, por lo que le dejé vía libre para alcanzar su objetivo.
Rock Lee y Guy-sensei aparecieron saltando sobre los tejados, arrastrándonos a una series de carreras mientras aguardabamos la espera del nuevo miembro. Sin embargo, no llegó. Consternado, el mayor se carcomía recitando las indicaciones de Tsunade, teniendo haberse equivocado. Tras convencerse que su opinión era la correcta, aseguró nuestra partida.
—A los genin se les concede un tiempo límite para aparecer, pasado ese tiempo, el equipo debe marchar sin su aparición—se tomó la libertad de explicar.
Los cuatro usuales, nos movímos con destreza sobre las tierras, danzando sobre las llanuras, dejando atrás Konoha. Nos afilabamos frente a un peligro, aunque fuese inexpresivamente fácil de vencer. Unos bandidos tentaron a asaltarnos, mas no hizo faltar pelear, los intentos caónicos de Guy-sensei por hacerse la víctima terminó auyentándolos, permitiendo que nuestro viaje prosiguiera.
—¡ Cobardes! ¡No se atrevieron a luchar contra mí! — relataba con efusión el pelinegro, haciendo coordinados movimientos con sus extremidades—Seguro vieron mi grandeza y huyeron despavoridos.
— Creo que decir que huyeron de tu ridiculez sería más acertado — hablé, no satisfecho con la falta de invasores en nuestro territorio.
— Sólo por está vez, les dejaremos huir.
Nuestra llegada al Palacio, aunque tomó dos horas, fue en completa energía, no teniendo más estragos que los bandidos trágicamente cobardes que se perdieron en su palabrería. Esa situación, si bien era favorable, lucía cordialmente sospechosa, por lo que, cuando el Palacio se asentó frente a nosotros y vi a una persona recostada sobre las escaleras, atenué mi posición, dispuesto a atacar.
Guy-sensei dio el aviso de alerta, aproximándose a la fémina que rozaba las escaleras, sin interceptar nuestra presencia. Cuando mi maestro estuvo lo suficientemente cerca de su rostro, alzó la cabeza. Me desconcerté, era una mujer, inusualmente atractiva.
Tenía un cuerpo esbelto y Atlético, con largas extremidades y un rostro perfilado. Su piel pulcra y aterciopelada era concorde a su semblante, inexpresivo. Sus ojos, dos esferas marrones, no reflejaban nada más que repulsión, lo cual me alertó. Tenía unos rasgos destacables, como una diminuta nariz que causaría muchos complejos de estar en mi cuerpo, unos labios finos creando una línea recta o unas cejas delgadas que rodeaban sus ojos.
Pero lo más impactante era su pelo. Teñido de un matiz chocolate, creaba un pequeño flequillo, simulando ser recto, ocultando su frente. El resto de su pelo se ceñía en dos coletas largas y trenzadas, que residían a los laterales de su cabeza. Y el la punta, donde la goma cerraba el paso de su pelo, una esfera de metal se ausentaba, con filosos pinchos en ella. Temiendo por nuestra seguridad, tragué saliva.
— Al fin llegaron —comunicó, con un tono fresco y apaciguado — Estuve esperando casi una hora, mi pelo no fue diversión suficiente. Los innumerables bandidos que rondaban la zona me tentaron, les ataque. Avisénme si quedó alguno vivo.
Mis ojos se expandieron, la expresión de Tenten vaciló, Guy-sensei arrugaba su rostro y Rock Lee yacía obsuelto, sin comprender. El rostro de la muchacha se tornó hacía el mayor, quien habló.
— ¿ Eres __ Harada?—con nula expresión, mi maestro cuestinó.
—Sí— se limitó a asentir, tomando rumbo a la puerta enfocada del palacio— ¿No preetendéis entrar?
Bienvenidos al primer capítulo de esta historia, espero que sea de su agrado y podáis votar y compartir vuestra opinión. Un saludo, Yo.
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Genios ( Neji Hyuga y tú)
FanfictionSiempre fui firme a mi destino, siendo tratado como escoria en mi clan, la desgracia al no ser el heredero. Sólo era yo, un ninja asqueado que jamás pudo entender las razones del mundo, dejándose guiar por la corriente. Hasta que un día, ante mis oj...