Capítulo 11

2 1 0
                                    

Luego de llegar a casa con la energía por el suelo, cada uno se dirigió a su habitación para asearse y descansar. En el momento en que mi cuerpo tocó la cama sentí como si tocara el mismísimo cielo.

Pero aquel momento de paz se vio interrumpido cuando un mensaje hizo vibrar mi cama. Miré la barra de notificaciones y el nombre de Killian destacó por sobre todo lo que había ahí.

📥Killian:

¿Sigues despierta, Merlina?

Una sonrisa apareció en mi rostro al leer aquello.

📤Killian:

Afirmativo. ¿Qué pasa?

Respondí y no paso mucho hasta que su nombre apareció en toda la pantalla ante su llamada. Contesté de inmediato.

—¿Diga?

—Me preguntaba si podrías dormir luego de haberte atascado cuatro piezas de pizza— mencionó divertido

Me encogí de hombros y realmente me cuestioné si eso estaba bien o se había visto muy grotesco...un segundo ¿Qué demonios me importaba?

—Si puedo.

—Muy bien, pero en realidad no llamaba por eso. — aclaró y escuché el sonido que hacia su auto cuando colocaba la alarma.

—¿Entonces?

—Lee cumple años mañana, pero lo quiere festejar el miércoles que sus padres no estarán en casa. Extiende una cordial invitación para ti.

Reí un poco y comenté.

—Pero no voy sola.

—Invitó a tus amigos y yo también voy a ir así que no estarás sola.

—Muy bien entonces que quede confirmada mi asistencia.

—De acuerdo. Descansa, Merlina...

—¿Vamos a ir de apodos en apodos? Porque tengo muchos que no te van a gustar.

—Buenas noches Jess.

Sonreí ante el silenció creado y respondí.

—Buenas noches, Lian



El silbato del entrenador nos hizo quejarnos por cuarta vez en una hora y mis intenciones por hacer que ese pequeño emisor de sonido desapareciera en algún momento cada vez eran más grandes.

—Parece que su esposa no lo atendió muy bien que digamos— mencionó Sara deteniendo los abdominales.

Yo me reí discretamente y Chris quien se encontraba trabajando con Josh nos lanzó una mirada de auxilio.

—¡Vayan a los vestidores y cámbiense para sus demás clases, equipo!

Mi amiga y yo nos dejamos caer sobre el suelo y dejamos salir un suspiro.

—¡Westermann, Gonzales! ¡Déjense de holgazanerías y muevan las piernas!

—Juro que le voy a pinchar las llantas. — susurré a mi amiga quien negó con la cabeza.

—Hay cámaras en el estacionamiento.

—Demonios.

Luego de un minuto, las dos nos levantamos y caminamos un poco adoloridas hacia los cambiadores, ahí tomamos una veloz ducha y volvimos a cambiarnos con la ropa del día.

Sentía el cuerpo pesado y más cansado de lo normal, un motivo más y no iría a la dichosa fiesta de Lee

—Siento que tuve una noche salvaje, pero sin haberla tenido.

¡De ninguna manera!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora