Había pasado una semana completa desde esa pequeña conversación con James, y ahora no solo perdía el habla cerca de Remus y disimulaba fatal, si no que también tenía que aguantar a James haciendo risitas y comentarios que podrían delatarlo.
Maldito momento en el que confío en él.
El caso es que quedaban tres días para luna llena. Sirius había tomado la costumbre de estudiarse el calendario lunar al dedillo, cosa que James y Peter no sabían hacer tan bien como él.
Remus jamás olvidaría como sus amigos después de darse cuenta de su verdadera naturaleza salvaje, se habían comprometido a permanecer a su lado. Ninguno de los merodeadores se lo podía creer cuando encontraron a Sirius concentrado en la biblioteca.
Sirius. Concentrado. Biblioteca.
Palabras que jamás iban en concordancia. Remus encontraba demasiado tierno ver como el de indomables rizos buscaba y buscaba un libro que le ayudase a saber como estaba la luna cada día y saber cómo lo afectaba. El caso es que Sirius sabía que la luna llena estaba ya casi ahí.
Se le estaba acabando el tiempo.
Y si no era capaz de hablar no soportaría la idea de ver a Remus con nuevas cicatrices en una camilla en la enfermería.
Estaba sentado con las piernas cruzadas en uno de los sillones color granate de cerca de la chimenea, observando a su alrededor. Peter y James habían ido a las cocinas con el mapa para traer provisiones, osea, dulces de los elfos.
Remus estaba allí, y Sirius estaba poniéndose nervioso. Esta podría ser la oportunidad. Justo al otro lado, Marlene, Lily y Remus charlaban probablemente sobre los deberes. No es que al pelinegro le interesen en absoluto esas cosas, que va.
Solamente está esperando que las chicas se retiren para poder interceptar a Remus.
Y cuando parecía que se iban a despedir, bum, no lo hacían, y los nervios de Sirius, que es muy impaciente, aumentan en consideración.
Mueve ese culo pulgoso y háblale.
Pero por alguna razón, sus músculos no se movían en absoluto. Podía ser muy valiente para ciertas cosas, pero un cobarde para esto. Sin duda, esto sería algo que haría James.
Casi por andar pensando en si acercarse o no, no es capaz de ver que las chicas literalmente pasan por su lado para salir de la sala común y Remus comenzaba a subir a las habitaciones. No se lo piensa y sale embalado hacia las escaleras de caracol, subiendolas de dos en dos casi tropezandose.
---¡Lunático! ¡Lunático espera!
Jadeante, el joven Black se apoyaba en el muro de ladrillos mientras levantaba la cabeza. Remus se veía demacrado, cansado, abatido y en definitiva, no muy bien. Es la más clara señal de que el lobo está tomando fuerzas del pobre Remus para salir el día de luna llena.
---¿Qué ocurre? Pensé que te fuiste con James y Peter a por comida.
---Eh... es que me daba pereza. ¿Quieres ir a... a dar una vuelta?
Pero tan pronto como lo dijo, el más alto alzó una ceja sin comprender.
---Sirius creo que ya sabes que no me encuentro muy bien. Necesito descansar un poco.
Merlín que imbécil.
Sin esperar ningún replique, Remus subió hasta la habitación merodeadora medio arrastrando los pies, y Sirius siguiendolo de cerca, sin saber que decir para animarlo.
Según llegó, Remus se tumbó en su cama dejando escapar un largo y pesado suspiro. Lo cierto es que no había hecho nada para estar tan reventado. De hecho, los merodeadores le habían dejado dormir un rato más viendo que tenía el sueño profundo.