Hay en este mundo gente buena, gente un poco peor y gente mala del todo. A manos de gente como esta última fue a parar Miajita. Al quedar huérfana, la gente aquella la recogió y, por un mísero pedazo de pan, la hacían trabajar día y noche. Miajita tejía, hilaba, limpiaba, la casa y tenía que hacer todo lo que fuera necesario.
El ama de la casa tenía tres hijas: Un Ojo, Dos Ojos y Tres Ojos. Las hijas del ama se pasaban el día sentadas a la puerta, curioseando todo lo que pasaba en la calle, y Miajita trabajaba por todas: ella les planchaba la ropa y tejía e hilaba para ellas sin que nadie le diera nunca las gracias.A veces, Miajita, salía al campo, se abrazaba al cuello de su vaquita y le contaba sus penas.
—¡Vaquita mía —decía—, me pegan me pelean, no me dan comida y todavía exigen que no llore! Me han mandado que para mañana tenga hiladas cinco arrobas de lino, que las teja, las blanquee y las enrolle.
La vaquita respondía:
—Métete por una de mis orejas, mi niña hermosa, sal por la otra y todo quedará hecho.
Así era. Se metía Miajita por una oreja de la vaca, salía por la otra, y las cinco arrobas de lino quedaban hiladas, tejidas, blanqueadas y arrolladas.
Llevaba Miajita el lienzo al ama. La mujer lo miraba, gruñía, lo guardaba en el baúl y manzana a Miajita algún otro trabajo todavía las pesado.
Miajita de nuevo acudía a la vaca, la abrazaba, la acariciaba, se metía por una oreja, salía por la otra, y todo quedaba hecho.Un día, el ama llamo a Un Ojo y le dijo:
—Preciosa mía, querida hijita, mira a ver quién ayuda a la huérfana, mira a ver quién teje, hola y blanquea el lino.
Un Ojo fue con Miajita al bosque, y luego al campo, y olvidó la muy perezosa la tarea que le había mandado su madre: escapando del calor, se tendió en la hierba. Miajita dijo una y otra vez, con voz cantarina:
—Duerme, ojito, duerme, ojito.
Un Ojo se durmió. Mientras dormía, la vaca tejió y blanqueó todo el lino.
En fin, el ama no logro saber nada, y por ello dio el mismo encargo w su hija Dos Ojos, quizás ella fuera más lista.—Preciosa mía, querida hijita —le dijo—, ve a ver quién ayuda a la huérfana.
Dos Ojos fue con Miajita, pero el sol calentaba, y, olvidándose de lo que le había mandado su madre, se tendió en la hierba. Miajita comenzó a decir con voz cantarina:
—Duerme ojito, duerme, segundo ojito.
Dos Ojos se durmió. La vaca tejió y bloqueó el lino antes de que Dos Ojos se despertara.
La vieja montó en cólera, encargó q Miajita que hiciera al día siguiente todavía más y envío con ella a la tercer hija, para que la vigilara.
Tres Ojos estuvo jugueteando en el campo hasta que, cansada, se tendió sobre la hierba.Miajita se puso a cantar:
—Duerme, ojito, duerme, segundo ojito.
Miajita se olvidó del tercer ojo.
Con él bajó Tres Ojos que Miajita se metía por una oreja de la vaca, salía por la otra y recogía el lienzo.
Regresó Tres Ojos a casa y contó w su madre lo que había visto. La vieja se puso muy contenta y a la mañana siguiente ordenó a su marido:—¡Mata a la vaca!
—¡Pero mujer! ¿Estás en tus cabales? —preguntó el viejo—. La vaca es joven y es mucha leche.
—Te he dicho que la mates y no preguntes más.
En fin, el viejo se puso a afilar el cuchillo. Miajita se enteró de lo que ocurría, corrió al campo, abrazó a la vaquita y le dijo:
—¡Vaquita mía, te quieren matar! ¿Qué haré sin ti?
La vaquita respondió:
—Tú, niña hermosa, no comas mi carne, pero reúne mis huesos, guárdalos, envuélvelos en un pañuelo, entiérralos en el huerto y no te olvides de regarlos cada mañana.
El viejo sacrificó a la vaca. Miajita hizo todo lo que el animal le había dicho: aunque tenía mucha hambre, no comió carne, enterró los huesos en el huerto y cada mañana los regaba.
Brotó en aquel lugar un manzano hermosísimo, de rojos frutos, sonoras hojas doradas y ramas de plata. Todos los que lo veían se detenían, y los que pasaban cerca quedaban maravillados. Pasado un tiempo, no se sabe si poco o mucho, Un Ojo, Dos Ojos y Tres Ojos paseaban en el huerto. Acertó a pasar por el camino un gallardo joven de rizada cabellera, que era muy fuerte y mue rico. Vio las lozanas manzanitas y dijo a las mozas.—Preciosas, quien me dé una manzanita será mi mujer.
Las tres hermanas corrieron a cual más de prisa hacia el manzano. Las manzanas colgaban bajas, si alcance de la mano, pero cuando se acercaron las hermanas estaban ya mucho más alto que sus cabezas.
Quisieron las hermanas hacer caer las manzanitas, pero las hojas le tapaban, y cuando probaron arrancarlas, las ramas les deshicieron las trenzas. En fin, por más que se esforzaron, no consiguieron sino lastimarse las manos.
Se acercó Miajita, y las ramas llenas de manzanitas de inclinaron hacia ella. Dio Miajita una manzanita al galán, y éste se casó con ella. Desde entonces Miajita vive feliz como un pajarito.FIN.
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Cuentos Rusos
Short StoryCUENTOS RUSOS De niña me encantaba leer éstos cuentos rusos que ahora compartiré con ustedes. • •°• 🇷🇺 •°• • Recopilación de cuentos rusos. No soy su autora, solo se los comparto porque me gustan mucho. La portada no es mía. Espero que disfrut...