En cierto reino, de tierras muy lejanas, al confín del mundo, vivía un poderoso y valiente zar. Éste tenía un ballestero, que, además de manejar el arco con gran destreza, poseía un magnífico caballo. Un día el joven ballestero se fue con su caballo a cazar al bosque. Montado en él, avanzaba por un ancho camino, cuando se tropezó con una de las plumas doradas del pájaro de fuego. ¡La pluma brillaba como una llama sobre el camino!
—¡No tomes esa pluma dorada! ¡Si lo haces, conocerás la amargura!
El joven ballestero se puso a pensar: "¿Tomaría la pluma o no lo haría?... Si se la llevaba al zar y se la regalaba, éste lo recompensaría con generosidad, y... ¿quién no iba a apreciar la benevolencia del zar?..."
Sin escuchar el sabio consejo de su caballo, el ballestero tomó la pluma del pájaro de fuego y se la llevó al zar.—¡Gracias! —dijo el zar—. Ya que has conseguido la pluma, consígueme el pájaro entero. ¡Si no lo haces, con mi espada te cortaré la cabeza!
El joven ballestero comprendió las palabras del caballo, derramando amargas lágrimas, se fue a ver a su magnífico corcel.
—¿Por qué lloras, amo?
—¡El zar me ha ordenado que atrape al pájaro de fuego!
—¡Te lo advertí: no tomes la pluma, pues conocerás la amargura! ¡Pero no te preocupes ni te aflijas: esto no es una desgracia, las desgracias vendrán luego! Vete a ver al zar, pídele que mañana esparzan por el campo cien sacos de trigo blanco y luego veremos.
El zar ordenó que echaran cien sacos de trigo blanco por todo el campo como le pidió el ballestero.
Al día siguiente, al amanecer, el joven ballestero acudió a aquellos campos. Dejó su caballo junto al agua para que descansara y el se escondió detrás de un árbol.
De pronto el bosque comenzó a susurrar y las olas del mar azul se agitaron: llegó volando el pájaro de fuego. Se posó sobre la tierra y comenzó a picotear el trigo. El caballo se acercó al pájaro de fuego, le pisó el ala con la pezuña y lo sujetó fuertemente contra el suelo. El joven ballestero salió entonces detrás del árbol y se abalanzó sobre el ave, atándola con una cuerda. Se montó sobre el caballo y galoparon hasta el palacio.Le ofreció al zar el pájaro de fuego, y aquel, al verlo, se alegró mucho, felicitó al joven y lo premió con un cargo superior. Sin embargo, le planteó una nueva misión:
—Si has sido capas de atrapar al pájaro de fuego, podrás conseguirme una novia. Por eso te envío al otro confín de la tierra, muy lejos de aquí, dónde nace el tomo sol. Allí hay una doncella, la princesa Basilisa. A ella es a quien yo quiero. ¡Si la traes, te recompensaré con oro y plata, pero si no lo consigues, te cortaré la cabeza con mi filosa espada! —dijo el ambicioso zar.
De los ojos del joven brotaron lágrimas de desconsuelo. Se fue a ver a su fiel caballo, que al verlo así le preguntó:
—¿Por qué lloras, amo?
—¡El zar me ha mandado a ir a buscar a la princesa Basilisa! —dijo desconsolado el ballestero.
—¡No llores ni te atormentes: esto no es aún una desgracia, las desgracias vendrán después! Ve a ver al zar, pídele una carpa con una cúpula dorada, algunos utensilios y bebida para el camino.
Cuando el zar le dio los utensilios, la bebida y la carpa con la cúpula dorada, el ballestero se montó a su magnífico caballo y salió a aquellas lejanas tierras.
Al cabo de cierto tiempo llegaron al otro extremo de la tierra, dónde nace el rojo sol sobre el mar azul.
Allí vieron a la princesa Basilisa en una barca plateada, mecida por el mar azul y empujada por unos remos de oro.
El joven ballestero dejó su caballo en el valle para que descansara y pastara la hierba fresca, y, mientras, armó la carpa de la cúpula dorada con gran destreza. Sacó diversos manjares y bebidas y se quedó allí dentro comiendo y bebiendo mientras esperaba a la princesa.
Cuando la princesa Basilisa vio la cúpula dorada, fue hasta la orilla, bajó de su barca y contempló con agrado aquella carpa.
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Cuentos Rusos
NouvellesCUENTOS RUSOS De niña me encantaba leer éstos cuentos rusos que ahora compartiré con ustedes. • •°• 🇷🇺 •°• • Recopilación de cuentos rusos. No soy su autora, solo se los comparto porque me gustan mucho. La portada no es mía. Espero que disfrut...