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No era muy tarde cuando Komaeda se encontraba en su habitación leyendo uno de sus libros, le gustaba mucho leer ya que cuando él lo hace su círculo de buena suerte no le afectaba y podía estar tranquilo. Pero esa paz no duró mucho, su teléfono estaba sonando, Komaeda se acercó a este y vio que era una llamada de Nanami y al momento respondió a la misma.
–Hola, ¿Nanami?– preguntó el albino.
–Buenos días Komaeda – respondió Nanami.
–Dime. ¿que ocurre? –
– Ah es verdad, te llamaba por que esta tarde yo, Souda, Kuzuryuu, Sonia, Tanaka y Hajime queríamos ir a un café, y queríamos que vinieses también – dijo esperando una respuesta.
– Pero yo solo sería un estorbo, ¿realmente quieres que vaya? - dijo alegremente.
- Pues claro que queremos, si no no te hubiera llamado – respondió insistente.
–Bueno... de acuerdo– dijo un poco convencido.
–!Genial! A las cinco en la cafetería, ahora te paso la dirección, no llegues tarde – Anuncio con un tono bastante animado para después colgar la llamada.
Komaeda revisó sus mensajes y como dijo Nanami ahí estaba la dirección de la cafetería. Suspiro y miro la hora, aún le quedaba bastante tiempo hasta la hora acordada. Nagito no estaba convencido de ir, la verdad hoy no tenía  muchos ánimos pero ya había dicho que él iba a ir a si que hizo como si nada y siguió con su lectura.

Ya habían pasado dos horas y ya iba siendo hora de irse a si que Komaeda se arregló y se dispuso a salir de casa. Lo primero que hizo fue revisar una vez más la dirección y la cafetería estaba algo lejos de su casa a si que decidió tomar el tren para llegar más pronto. Pasada media hora había salido de la estación del tren y comenzó a buscar el local, pasaron diez minutos andando para encontrar la cafetería. No estaba seguro de entrar pero en ese momento vio a Nanami y a Souda dentro del edificio, haciendo un gesto a Komaeda de que entrase a lo que él entró y se acercó a la mesa donde estaban.
– Hola Komaeda-kun – dijo Souda saludando al Albino mientras este tomaba asiento
– Hola, parece que he llegado a la hora – respondió sonriendo.
– Así es, los demás nos avisaron de que estaban cerca a si que no tardaran mucho en venir – dijo Nanami mientras jugaba con su consola. Al momento entraron Kuzuryuu, Tanaka y Sonia.
– Hola chicos, ¿lleváis mucho tiempo esperando? – dijo Sonia con cara de preocupación.
– ¡Claro que no Señorita Sonia! – respondió Souda a Sonia mientras los demás se sentaron en la mesa.
– Por cierto, aún falta Hajime, ¿cierto? – dijo Kuzuruyuu mirando por la ventana.
– Es verdad, tal vez las sombras del purgatorio le han desorientado – Tanaka dijo unas de sus típicas frases con un tono místico.
– ¿Que dices ahora? Seguramente se haya perdido o algo así, esperémosles un rato mas y ya – Respondió Souda.

Pasaron unos cinco minutos, hasta que Hajime apareció por la puerta acercándose a la mesa.
– Perdonad por el retraso, salí algo más tarde de la cuenta – dijo apresurado disculpándose.
– No te preocupes Hajime, ahora que estamos todos, vamos a pedimos algo para comer – Respondió Nanami a Hajime mientras esté se sentaba en el único sitio libre. Paso un rato y les trajeron lo que cada uno había pedido. Pasaron un rato hablando de cosas triviales. En aquel momento Souda empezó a preguntar si a alguien le gustaba alguna persona, realmente lo hizo para molestar un poco a Kuzuryuu ya que siempre estaba con Peko, a lo que este se enfadado con Souda.
– Vamos Kuzuryuu no te pongas así – dijo entre risas.
– ¡Cállate de una vez! – respondió enfadado hacia Souda.
– Y que, ¿a los demás no les interesa nadie? – Dijo Souda decepcionado
– Nop – respondió Nanami mientras efectivamente jugaba a su consola
– Vamos ¿de verdad? Que aburridos, y ¿que hay de ti Hajime? – Dijo Souda con las mismas intenciones de molestarlo un poco.
– Q-que, ¿yo?, pues bueno no es... – Apenas estaba diciendo la frase, Souda le interrumpió.
– ¿Entonces si? Jaja mira por donde Hajime si que es un Don Juan – dijo en tono burlesco.
– Eh pero si no he dicho nada – respondió algo molesto, Hajime no tenía ni la mínima intención de decir nada acerca de eso.
A todo esto Komaeda no se sentía muy cómodo, no era una persona que gustase hablar de estos temas.
– Venga Komaeda no te libras, ¿que hay de ti?– Para ser el afortunado definitivo no tuvo que mucha suerte que digamos.
– Yo, no estoy muy interesado en esos temas ahora mismo – dijo lo primero que se le ocurrió para salir de esa situación, realmente no le gustaba hablar de cosas personales y le estaba incomodando un poco pero al menos Souda ya paró con el interrogatorio.

Pasado un rato Komaeda dijo que se tenía que ir, se despidió de sus amigos y se marchó con algo de prisa. Al poco rato de que Nagito se fuese Hajime se dio cuenta de una cosa de que Komaeda se había dejado el teléfono a lo que este decidió ir a buscarle, no había pasado mucho tiempo desde que se fue a si que andará por aquí cerca.
– Chicos una cosa, voy a ir a ver si encuentro a Komaeda por aquí cerca es que se ha dejado el teléfono movil y voy a dárselo, no creo que tarde mucho – dijo levantándose de la mesa a lo que el resto asintieron con la cabeza y Hajime salió del local en busca de Komaeda. Lo primero que se le ocurrió es ir en dirección a la estación de ya que él vino hasta aquí en tren. Estaba recorriendo las calles hasta que pasó por en frente de un parque cercano a la estación de tren, le parecía haber visto a Komaeda a si que para comprobarlo entró a mirar. Efectivamente ahí estaba Komaeda, sentado en un banco con la cabeza entre los brazos, Hajime se extrañó al verlo así a si que se acercó a él para ver si estaba bien.

Mi verdadera suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora