Epílogo

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 Ha pasado tiempo, Aioros. Ya no me resisto, ni intento escapar. Sé que el mundo, allí afuera, no tiene sentido para mí. Sería tanto o más doloroso que quedarme aquí dentro, encerrado en el espejo.

Porque faltas tú, y si no estás, no hay mundo para mí, no hay vida ni calor, todo es vacío. Y aún en las noches lloro, recordando cómo fuiste mío alguna vez, y cómo te perdí.

Yo sólo quería ser libre, libre para amarte sin límites, y terminé preso de mi propio deseo. Encerré a Kanon por querer lo mismo que yo, libertad, y terminé encerrado en su regalo. La vida se rió de nosotros, si, y en especial de mí, patético juguete del destino.

Todo sucedió porque te amé demasiado, te amé sin medida, y no me bastó un solo corazón para amarte, y cuando creé otro se volvió contra mí. Intenté detenerlo pero no pude, y te perdí.

Tú fuiste el precio a pagar por amarte tanto, porque no pudiste descubrirlo tras la máscara, porque no supiste encontrarme del otro lado del espejo. 

Encuéntrame del otro lado del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora