Capítulo 2

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Grimmauld Place nunca le había parecido un lugar que alguna vez pudiera tener un ambiente navideño, cualquier celebración en este lugar había sido desagradable y tan estricta que era imposible sentirse cómodo.

Sus padres nunca festejaron navidad en realidad, era una fiesta demasiado muggle que había reemplazado a la fiesta verdadera, según ellos; los Black y las demás familias sangre pura seguían festejando Yule, a Sirius le había parecido siempre mucho más atractiva la Navidad, con las guirnaldas, los árboles, los bombillos, los regalos y todo eso que hacía de ese día una celebración alegre, su madre se quejaba siempre de que ir a una fiesta de navidad era una desagradable influencia muggle, pero de todas formas nunca faltaba, los obligaba a vestirse correctamente y a quedarse quietos como si en lugar de niños fueran maniquíes.

- Parecen muñecas de porcelana - había murmurado Regulus cuando con seis años su madre lo consideró lo suficientemente grande como para poder comportarse a la altura de un evento así.

- ¿Quienes? - le había preguntado Sirius frunciendo el ceño.

- Las niñas de allí - había contestado Regulus en voz baja, poniéndose completamente rojo, Sirius sonrió con diversión.

- ¿Alguna en especial Reguie? - le pregunto con malicia, su hermano menor se apresuró a negar con la cabeza completamente avergonzado.

- No, ninguna, solo lo decía... en general - tartamudeo Regulus, Sirius se rio en voz alta lo que gano un golpe en el hombro por parte de su madre para que se callara, fulminó con la mirada a Walburga y se acercó un poco a su hermano para susurrar -. Nosotros también somos como muñecos de porcelana, tanto sus padres como los nuestros nos trajeron aquí para exhibirnos a ver cuál es el niño más bonito y decorativo de la fiesta.

- ¿Decorativo? - le había preguntado Regulus.

- Sí, pero esos no somos nosotros... vamos, acompáñame - le susurró y tomó su mano, pero su hermano se aferró al vestido de Walburga y preocupado le dijo.

- Quédate aquí Sirius, mamá dijo que debíamos hacerla quedar bien - le había rogado y cuando Sirius levantó la mirada, su madre y la señora con la que esta hablaba lo miraban amenazadoramente, Walburga jalo a Sirius junto a ella y le colocó ambas manos sobre los hombros.

- Ignorelo señora Carrow, a Sirius le encanta llamar la atención - se disculpó Walburga y Sirius fulminó con la mirada a su hermano menor, que bajó la cabeza y agarró con más fuerza la tela de la falda de su madre.

Toda su infancia Navidad fue Yule, la aburrida fiesta donde se sentaban a encender velas, tirar leños a la chimenea (Cómo si no los quemaran en otras épocas del año) y repasar los logros de sus antepasados, en definición, una navidad horrible para cualquier niño, excepto para Regulus, pero su hermano nunca fue un niño normal, hasta que en su primer año llegó la Navidad a Hogwarts, los pasillos se llenaron de villancicos y de bromas navideñas, el árbol decorado con cintas, luces y bombillos, regalos y dulces... pero tuvo que volver a casa para pasar estas navidades con su familia y la navidad desapareció para convertirse de nuevo en Yule, y esa noche, luego de que encendieran la vela y la pusieran en la ventana, Regulus se había acomodado junto a él mirando la vela arder.

- En Hogwarts tenemos un árbol de navidad enorme... - comenzó a contarle Sirius, Regulus le escuchó en silencio pero luego de que terminara de relatar lo sorprendente que era Hogwarts y Gryffindor, su hermano miró a la vela y se distrajo mirándola un largo rato, hasta que Sirius comenzó a impacientarse.

- Esa es una celebración muggle, el solsticio de invierno es mucho más mágico que eso.

- ¿Mágico cómo? ¿Poner velas en las ventanas? ¡Lo único que tenemos en común son el muérdago y las figuras en la puerta! Y te aseguro que en Hogwarts son mucho mejores.

Palabras calladas y medias verdadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora