Cualquiera diría que todo en tu vida empieza desde que naces, pero para mi no fue así. Mi vida comenzó antes de que yo formara parte de este mundo, envuelta en un torbellino de emociones y expectativas. Mis padres, Thomas Jones Lee y Kamilah Jamil, eran tan famosos y conocidos como cualquiera podría imaginar. Él, un exitoso empresario cuyo nombre resonaba en los titulares de los periódicos de negocios, y ella, una cantante internacionalmente aclamada cuya voz llenaba estadios de todo el mundo. Desde el momento en que se anunció mi llegada, el mundo parecía girar en torno a mí. Los paparazzi seguían cada uno de los movimientos de mis padres, sedientos de capturar cualquier imagen relacionada con el tan esperado nacimiento de su primera hija, yo.
La emoción entre la familia y los fanáticos era palpable, y cada día que pasaba, crecía la expectativa y la curiosidad sobre cómo sería mi vida. Cuando Finalmente llegué a este mundo, fui recibida con una celebración digna de un premio. Los medios de comunicación inundaron los titulares con fotos de mis padres sosteniéndome en brazos, mientras los fanáticos esperaban ansiosamente cualquier detalle sobre mi aspecto o mis primeros pasos. Pero detrás de los flashes y los aplausos, había una madre amorosa y un padre orgulloso que me miraban con ternura y prometían hacer todo lo posible por darme una vida plena.
Durante mis primeros cinco años de vida, todo parecía perfecto. Mi madre, Kamilah, se destacaba no solo por su talento en el escenario, sino también por su cariño incondicional hacia mí. Cada noche, me cantaba canciones de cuna que ella misma había compuesto. Sentía su presencia a mi lado en cada paso que daba. Sin embargo, para sorpresa de muchos, llegó el día en que mi madre anunció su retiro definitivo de los escenarios. Para ella, estar presente en mi vida y poder criarme de la mejor manera posible era su mayor prioridad. Decidió que la gira mundial que estaba realizando sería su última oportunidad de despedirse de su amada carrera, y para terminar en grande, eligió Londres como primer y también último paradero de la gira, nuestro amado hogar y el lugar donde nuestros corazones siempre pertenecerían.
El tiempo pasaba rápidamente mientras mi madre estaba inmersa en su gira mundial. Sin darme cuenta, ya había cumplido seis años cuando llegamos al último día del tour en Londres. En ese último día, todo parecía estar en su lugar. Mi madre se preparaba en el backstage, ensayaba su voz y se aseguraba de que todo estuviera perfecto para su despedida en el escenario. La emoción estaba en el aire y la familia se había reunido para apoyarla en este momento tan importante. Mientras mi madre realizaba su prueba de sonido, yo aprovechaba la oportunidad para bailar felizmente en el escenario. No podía imaginar que aquel recuerdo se convertiría en algo tan hermoso y doloroso en mi vida.
[...]
El concierto finalmente comenzó y la multitud de fans gritaba y bailaba con alegría. Aunque también había tristeza en el aire, ya que sabían que sería la última vez que verían a su ídola cantar en vivo. Podía ver a muchas personas llorando, pero a pesar de ello, estaban felices por ella, por el hecho de que estuviera siguiendo sus sueños y metas de vida. Sin embargo, detrás de esa felicidad aparente, no todos compartían los mismos sentimientos. Algunos fans ocultan su tristeza y envidia, ya que no entienden cómo alguien tan talentoso y exitoso podía retirarse de la música.
Aquella noche, mientras mi madre deslumbraba en el escenario y el público seguía sus pasos con admiración, yo me quedé en un rincón del escenario observando.
Ese concierto, con su mar de emociones y el contraste entre la felicidad de los fans y la tristeza de algunos se convertiría en un recuerdo doloroso para mí.
En esa noche me di cuenta de que la fama y los sueños de los demás pueden influir en nuestras propias vidas...¡Buenas noches, Londres! —gritaba mi madre entre lágrimas mientras luchaba por respirar. Sus palabras se esforzaban por encontrar un equilibrio entre la tristeza y la esperanza. —Nos habíamos preparado para esta noche, pero nunca imaginé que sería tan difícil. Sabía que las despedidas eran complicadas, pero quiero que sepan que esto no es un adiós definitivo, sino un hasta pronto. — La emoción y la expectación llenaban el aire mientras mi madre se secaba las lágrimas y anunciaba con voz temblorosa —Quiero agradecer a todos los presentes por los mejores años de mi vida tocando la última canción de la noche — La multitud estaba en silencio, esperando ansiosamente— ,quiero dedicar esta canción a mi hija. Ella es el motivo de mi felicidad y por ello le dedico mi canción favorita... prepárense para escuchar "The Most Beautiful Rose"
Con todos los ojos puestos en ella, se sentó en una silla y comenzó a cantar con una pasión desbordante. La multitud que llenaba el recinto se sumergió en un silencio reverente, capturados por la nostalgia de la canción y la emoción de ser parte de este momento histórico. El sonido de su voz resonaba por todo el lugar, envolviendo cada rincón. Los acordes de la música se fusionaban con las emociones del público, creando un ambiente mágico lleno de expectación y asombro.
Al finalizar la canción, un torrente de emociones abrumó a la multitud. Los aplausos estallaron como un estruendo, mezclados con lágrimas de felicidad y gratitud. Mi madre, con lágrimas en los ojos, se secaba la humedad de su rostro, abrumada por la magnitud del momento que acababa de vivir. Llena de emoción y gratitud, volvió a verme. Nuestros ojos se encontraron y compartimos una sonrisa llena de amor y complicidad. En ese instante, sentí una conexión profunda y especial con ella, como si nuestro vínculo trascendiera el escenario y se convirtiera en un abrazo.
En ese mismo instante, mientras ambas nos miramos sonrientes, todo parecía volverse más lento, como si estuviera en cámara lenta. De repente, un ruido ensordecedor atravesó el aire como un rayo, rompiendo el encanto que envolvía el concierto. Un silencio abrumador se apoderó de la multitud, llena de confusión y asombro. Segundos después, ese mismo ruido volvió a resonar, enviando oleadas de pánico a través de todos los presentes. La gente estaba desconcertada, sin entender qué estaba sucediendo, hasta que vimos a mi madre caer al suelo con un golpe impactante. La confusión se transformó en desesperación y angustia, mientras todos tratabamos de comprender la gravedad de la situación. La tragicidad del momento se hizo evidente cuando otra persona del público también cayó repentinamente. El caos se apoderó del lugar, la música se convirtió en una banda sonora de gritos y llantos. La incertidumbre se instaló en el ambiente, nadie sabía qué hacer o cómo ayudar. La sensación de vulnerabilidad y horror inundó la mente de cada testigo, mientras luchaban por sobrellevar el trágico suceso. Esta terrible experiencia dejó una marca indeleble en la memoria de todos los presentes.
Ese viernes a las 12 de la noche, el mundo se llenó de tristeza al perder a Kamilah Jamil, una cantante adorada y talentosa de tan solo 32 años. La noticia de su fallecimiento se propagó como un reguero de pólvora, y los titulares de periódicos, blogs y revistas se inundaron con su nombre y el de mi padre, durante meses. La impactante pérdida dejó una marca imborrable en la familia Jones. A partir de aquel momento.
A decir verdad, yo era demasiado pequeña para tener muchos recuerdos, aunque claramente algo así no se puede olvidar tan fácilmente, por más que quisiera, todos en el mundo querían recordarlo. Cuando salía con mi padre, las cadenas de televisión nos querían entrevistar y hablar acerca de mi madre. A causa de esto, mi papá decidió sacarme de la escuela, me escondió en casa y no podía interactuar con nadie más. Pasé así mucho tiempo, encerrada y sola, oculta del mundo. Mi padre ni siquiera pasaba tiempo conmigo, ya que nuestra interacción en casa era poca. El prefería trabajar el doble a volver a su casa, donde todos los recuerdos de mi madre estaban marcados. Recuerdo que nos mudamos a Londres por ella, y supongo que para mi padre estar en esa casa y enfrentarse a esos recuerdos era demasiado doloroso.
después de un año la depresión, la ansiedad, el estrés y el trauma de haber perdido a mi madre seguían siendo parte de mi vida cotidiana. Me sentía atrapada en un mundo de silencio y aislamiento que parecía sofocarme por completo. Mi padre quien se sentía igual observaba impotente cómo luchaba por intentar interactuar con otras personas, pero no podía. Para ayudarme, tomó la difícil decisión de mudarnos a Corea. Esperaba que este cambio de ambiente y estilo de vida pudiera ayudarnos a tener una vida más feliz y nos permitiera recuperar la confianza en la gente. Aprovechando sus negocios en este país, mi padre vio la oportunidad de darnos un nuevo comienzo, lejos del peso del evento traumático que nos había marcado para siempre. Corea parecía el lugar perfecto para empezar de cero, una tierra llena de oportunidades y un ambiente completamente diferente al que nos había tocado vivir hasta ahora. Me entusiasmaba la idea de empezar de nuevo y esperaba que este cambio pudiera traer paz y sanación a nuestra vida. Estaba lista para enfrentar los desafíos y emocionada por descubrir qué me deparaba este nuevo capítulo en mi vida...
Espero que el cap sea de su agrado, les aprecio mucho por leerme :3
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𝓶𝒆𝓳𝓸𝓻𝒆𝓼 𝓺𝓾𝒆 𝓵𝓪𝓼 𝒇𝓵𝓸𝓻𝒆𝓼 | Boys Over Flowers
Fanfiction¿Qué tan trágica debe ser la vida de alguien para tener que ocultarse del ojo público y fingir ser alguien más? Luego de la trágica muerte de su madre, [T/N] intenta rehacer su vida y reencontrarse con sus amigos de la infancia, los F4. Para ello, v...