Rubia estúpida.

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Me desperté a la mañana siguiente a las 7 con el estúpido sonido de la alarma del móvil del estúpido Asier.

-¡Apaga eso!-Grité mientras tapaba mi cara con la almohada, como era costumbre para mi...

-¿La bella durmiente no madruga?

-No, ¡vete ya!-Dije mientras volvía a quedarme dormida.

Supongo que me hizo caso y se fue porque cuando me levanté a las 8 y 30 estaba sola.

Me di una ducha para despertarme y fui con sólo la toalla junto a mi cama para vestirme.

Una vez que me vestí fui a hacer la cama pero me encontré con algo que no había visto al levantarme, una nota.
Bella durmiente, que tengas buen despertar. Recuerda que a las 9 y 15 tienes la primera clase. Aun que ya sepas. ;)

No sabía si sonreír o llorar. Sonreír porque me encantaba ese detalle o llorar del miedo que me producía no saber porqué sabía toda mi vida.

Hice la cama y me sequé el pelo, me lo recogí en una coleta alta que hacia que mi pelo color rojo cayera liso.

Una vez que estuve preparada me puse mi abrigo y bajé a recepción. Aún eran las 9 y 5 así que tenía tiempo para una pequeña parada de información. Me acerqué a Scott y sonreí.

-Buenos días Srta.Victoria.

-Buenos días.-Y la verdad es que estaba feliz.-¿Se sabe a qué habitación me voy a mudar?

-En realidad se mudará su compañero, ya que fue el último en instalarse allí.

-¿Cuándo se obrará ese milagro?-Pregunté con una sonrisa triste pero feliz a la vez.

-Está misma tarde señorita. Hoy dormirá sola.-Sonrió.

-Muchas gracias Scott.-Le devolví la sonrisa y me fui a mi primera clase.

Caminando pensé en Asier, en nuestra primera conversación y lo que pasó con la toalla. Sonreí ante el recuerdo y por idiota choqué con alguien.

Era una chica rubia, delgada y muy guapa. Sus ojos azules recordaban al mar.

-Lo siento.-Le tendí la mano para ayudarla a levantar pero me miró con asco y se levantó sola.

-Para la próxima mira por donde vas, gorda.

-Estúpida. -Dije mientras retomaba mi camino hacia mi querido grupo. Nada podría arruinar mi perfecto día, ni una rubia toca pelotas ni nada.

Cuando llegué aún quedaban unos minutos para empezar, el instructor Fran sonrió al verme puntual allí.

Me senté con mis amigas.

-Hola chicas. ¿Habéis visto a Carlos?-Pregunté buscando con la mirada a mi amigo o lo que sea que fuera.

-No.-Contestaron todas a la vez. No pintaba bien, estaban mintiendo.

-No me podéis engañar. ¿Dónde está?

-Lo vimos con una rubia antes de entrar...-Sabía que rubia era. La rubia estúpida.

-Oh, si. Me he cruzado con ella.-Dije sonriendo.

-¿No estás enfadada?-Noelia parecía realmente asombrada.

-No sé porqué. No somos nada por darnos unos besos.

-Si, supongo. Pero te gusta...es raro.-Insistió Noe.

-Nada de raro. Cada uno puede hacer lo que quiera.-Dije y a los segundos noté unas manos frías tapar mis ojos.

Tras las aparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora