¿Solitaria?

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Llegué al despacho de la directora y llamé a la puerta con la muleta.

-Pasa.-Dijo con voz dulce.

Entre en la habitación y vi a dos chicas y tres chicos sentados a los lados de la habitación, todos se me quedaron mirando.

-Buenos días Victoria.-Dijo la directora con una sonrisa. -Estos son Matías,-Un chico moreno de ojos verdes asintió.-Juan,-Un pelirrojo de ojos marrones. - y Diego.-Un rubio de ojos marrones. Todos muy guapos si he de ser sincera...-Y ellas son Marta y Sofía.-Señaló a unas chicas morenas de ojos azulverdosos, con algunas pecas en las mejillas. Gemelas.

-Hola.-Dijeron al unísono. Parecían robots pijotizados....

-Hola.-Sonreí de lado y me dirigí a la directora. -¿Quería verme?

-Si, quería que conocieras a estos chicos. Son nuevos y me gustaría que hicieras amigos.-La miré raro. ¿Por qué le interesa que haga amigos?

-Oh, bien. Bueno...me gustaría ir a mi habitación.-Dije intentando salir de allí.

-No, espera.-Me llamó la directora. Según la placa de su escritorio se llamaba Elisa Sánchez.

-Dime.-Dije dándome la vuelta.

-Me gustaría que ellos te enseñaran el centro.

-Pero si son nuevos...-Me quejé.

-Pero llevan aquí una semana. Por favor.-Yo la miré y los miré a todos, quienes miraban a la directora con la misma cara que yo...¿por qué insiste tanto?

-Está bien.-Dije sonriendo cansadamente.

Todos se levantaron con una sonrisa en la cara y salimos de allí. Estaba caminando junto al pelirrojo, Juan creo, cuando noté una mano en mi cintura.

-Venga gordis que te ayudo.-Dijo una voz a mis espaldas. Me giré y vi al estúpido rubio.

-¿Tú eras?-Pregunté malhumorada.

-Diego.-Sonrió.

-¿Se puede saber por qué cojones me tocas?-Pregunté intentando controlarme. No tenía un día muy bueno, es decir...me voy de casa, llegó aquí y mis padres son unos hipócritas, no volveré a ver a mi hermano hasta que no me den unas vacaciones o él pueda venir a verme, luego el chico ese...que no sé si me estoy volviendo loca y ahora un idiota me llama gorda. Quizás exagere pero no me importa, quiero irme a casa.

-Yo...-Dijo confuso.

-Mira gorda, él no quería ofenderte pero yo si. ¿De qué vas? Intenta ser tu amigo y mira, eres una zorra.-Me dijo una de las gemelas, no sé cual de las dos.

-Mira niñata pija, no tengo un buen dia y lo menos que quiero es que me insulten. Así que olvídate de mi.-Le dije y me di media vuelta, miré a los ojos marrones del rubio.-Lo siento.-Me disculpé sinceramente y comencé a caminar.

No esperé a que el rubio viniera, o a que la niñata me persiguiera para otro discursito, simplemente caminé de nuevo a mi habitación.

Cuando ya estaba en la planta en la que se encontraba mi habitación me encontré con un chico rubio apoyado en una de las puertas besándose con una morena.

-Hay hoteles, habitaciones, lavabos...-Sugerí cuando estuve a su lado. Ambos pararon de besarse y me miraron. Oh no, esos ojos no.

El choco era rubio de ojos verdes, y alto. Se me pasó por la cabeza un nombre y me asusté...Asier.

En los dos segundos entre mi propuesta y su voz recé porque no fuera él, que fuera otro...pero esa voz.

-Vete a tu cuarto niña.-Me dijo con desprecio y mi mundo se vino abajo.

Tras las aparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora