"Piensa mal y acertarás"

225 20 7
                                    

Me desperté a la mañana siguiente con el sonido del despertador a las 10, notando algo blando y calentito bajo mi cara, bueno en realidad estaba abrazada a él y él a mi.

Abrí los ojos despacio y me encontré con la penetrante mirada verde de Asier.

-Buenos días bella durmiente.-Dijo sonriendo. Y yo no pude evitar sonreír, aun que miré su torso desnudo algo desconcertada.

-Buenos días. ¿Cuándo te la quitaste?-Dije refiriéndome a la camiseta.

-Vaya, no se te escapa nada.-Sonrió.-A media noche. Tenía calor y bueno, tú aumentabas esa sensación.-No sabía como tomarme eso pero al parecer mis mejillas se lo tomaron a la forma de "piensa mal y acertarás" y se tiñeron de rojo.

-Oh.-No pude decir nada más, me limité a mirar a otro lado que no fueran sus ojos. Me encontré mirando su pelo rubio ligeramente revuelto. ¿Por qué tiene que quedarle todo tan bien?

-¿Cómo has dormido? -Preguntó mientras jugaba con mi pelo.

-No puedo quejarme. No he tenido pesadillas, algo es algo.-Me encogí de hombros.

-Algo es algo.-Sonrió.

-Sigo enfadada contigo.

-¿Y por qué sigo aquí? -Preguntó pícaro.

-Porque ayer llegué sin ganas de nada y no te eché.

-Pero hoy ya estás descansada y sigo aquí.

-No tengo problema si quieres que te eche.

-No, no. Por favor.-Se apresuró a decir, lo que me hizo sonreír.-Quiero sabes porqué estás enfadada.

¿De verdad lo estoy? ¿Por qué?
Porque tiene novia. O novias, según como lo mires. Porque quiere jugar contigo. Porque quiere llevarte a la cama. ¿Sigo? Preguntó mi conciencia.

Ya estamos en la cama, lista. Vale, definitivamente estoy loca. ¿Por qué le hablo a mi conciencia como si fuera una persona? Es decir, sigo siendo yo...

-¿Vas a hablar?-Preguntó inquieto al ver que no contestaba.

-Deberías saberlo.-Dije mientras me separaba. Gracias conciencia, ahora vuelvo a estar enfadada.

-No, no lo sé. Por eso estoy aquí.

Me senté en el borde de la cama y vi por encima del hombro como él se apoyaba en su codo para ponerse de lado y poder mirarme.

-Es fácil. Tienes novia.

-Pero es por tu culpa.-Me recriminó. Negué con la cabeza.

-No, no lo es. Es por tu manía de estar con una tía cada cinco minutos. Pasaron tres horas, te llamé y ya estabas con otra. ESO NO ES MI CULPA.-Dije separando muy bien las palabras.

-Bueno quizá no sea todo como piensas.-Eso hizo que me girara realmente confundida.

-Explica eso.

-Que quizá no tenga novia.-La sangre de mis venas empezó a calentarse, muy rápido.

¿Cómo se atrevía a decirme esto? Claro, no tiene una. Tiene varias.

-¿A no? ¿Y quién era la rubia de la excursión? La misma que me cogió tu móvil.

-¿Esa? Nadie que pueda preocuparte. -Dijo haciendo un gesto para restarle importancia con la mano. -¿Celosa?

-Preocuparme no. Enfadarme e insultarme si.-Me volví a tumbar de lado en la cama imitando su posición para poder mirar a sus ojos verdes.

Tras las aparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora