Capítulo XVIII: ''El jardín del Edén''

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-Los cambiones llegan a la brillante luz roja al final del túnel. Extraordinariamente, aparecen en un ambiente tan distinto y ajeno a lo que estaban acostumbrados a ver en cada estrato, como ambientes tétricos y paisajes desoladores llenos de peligros y adversidades. Esta vez el panorama lucía muy diferente en su totalidad, pues los chicos arriban en lo que parece ser un hermoso jardín lleno de las más hermosas flores, aterciopelados pastos y frondosos árboles llenos de jugosos frutos. A los lejos podían observarse cristalinos estanques y ríos por doquier. El paisaje estaba lleno de pequeños y dóciles animales que parecían no mostrar cautela con la aparición de los cambiones, mostrándose apacibles y extrañamente despreocupados. Los muchachos habrían llegado al séptimo estrato, ubicado en aquella luna roja que habían visto desde hace tiempo. Estos se muestran muy desconcertados al encontrar semejante lugar, que parecía ser un lugar hermoso y utópico, muy lejos de lo que habían imaginado.

Keahi: ¿Un jardín? No es que quiera ser fatalista, pero yo esperaba un lago de lava o algo así.

Bhavani: creo que nunca comprenderé el infierno.

Anette: ¡Es hermoso!

Aaren: estoy muy desconcertado. Este lugar parece muy apacible y hermoso, pero tengo la sensación de que lo que vemos no es real. Es muy confuso.

-Repentinamente aparece un pequeño niño muy parecido a Bhavani, de unos cuatro años, con grandes pestañas y ojos hermosos. Era el tan querido hijo de Bhavani, Ranjit, a quien esta había estado buscando por todo el Seol. La joven cambia su expresión de desconcierto por una de inmensa sorpresa y alegría. El pequeño Ranjit estaba jugando entre los alfombrados pastos, como si no guardara peligro alguno. La cambión corre rápidamente con lágrimas de alegría, al por fin encontrar a su pequeño vástago.

Bhavani: ¡Ranjit!... ¡Ranjit!

Ranjit: ¡Mami!

-El pequeño ve a su madre y también se alegra de verla. Ambos se dan un caluroso abrazo y Bhavani solloza de la alegría al ver a su hijo en aquel inusual lugar. Los demás cambiones se asombran y a la vez se conmueven al ver esta tierna escena.

Bhavani: no puedo creerlo, por fin te he encontrado... ¡No puedo creerlo!

-A lo lejos puede verse también el pequeño hermano de los gemelos, Auguste. Este era un niño de cabellos pelirrojos, con muchas pecas y con cierto parecido a sus hermanos. Anette y Gaspard corren al ver a su hermanito jugando de forma despreocupada, tal y como lo hace el hijo de Bhavani. Poco después aparece una mujer de largos cabellos negros y piel canela, vistiendo unas túnicas blancas, al igual que los pequeños. Esta era la madre de Keahi, quien puede verse a los lejos recogiendo flores del prado. El joven corre hacia su madre muy sorprendido y Aaren ve como se dan un caluroso y tierno abrazo al reunirse. Este último tenía la esperanza que ahora sería el siguiente en encontrar a su ser querido, Nikolay, pero este no apareció por ningún lado, mostrando una profunda tristeza y pena. Repentinamente, llega a Aaren lo que parece ser un hermoso y majestuoso pegaso desde el aire. Este era de un color gris pálido, ojos púrpura y enormes alas color lila. En su frente poseía un enorme cuerno, dando la forma de un unicornio. Se trataba de Amdusias, el vigilante del séptimo estrato y del regente de este, Lucifer. El joven psíquico prepara sus poderes para una posible batalla, pero al poco tiempo ve que es un ser calmado y no busca riña alguna.

Amdusias: no temas, cambión del Edén. No hay peligro alguno en este estrato del Seol.

Aaren: eso puedo ver, hay hasta niños jugando aquí.

Amdusias: sí, a mi gran señor le gusta mucho ver jugar a los niños.

Aaren: no me digas... ¿Hasta al punto de arrebatárselos a su madre?

Incubus - El Origen de los CambionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora