Buscando El Destino [Terminada]

[ 20 ]

~ Culpa.

Estaba destrozada y la culpa que me carcomía con lentitud no ayudaba en nada, todo en un instante se nublo, de pronto todo dejo de tener sentido alguno, estaba viviendo una realidad que no pedí vivir, mi hermana está muy enferma y la idea de que yo fuera la culpable aún no se iba de la mente de mi padre, ni de la mía.

Desde la última vez que vi a Hazell en los brazos de mi padre, completamente enferma, me encerré en mi habitación por temor a no hacer más daño a nadie, han paso dos días y en esos mi padre no ha sido digno de acercarse a mí, no me sorprendía, pero me dolía, Jase y Bea son los únicos que sean mantenido al pendiente de mí, con la alimentación y que me encuentre con vida aún.

Mi padre no deja que yo ve a Hazell y tampoco quería hacerlo, no soportaba la idea de que yo fuera la culpable de que ella este enferma, muchas preguntas me espantan el sueño cada noche, ¿Estará bien? ¿Mi padre ara un buen trabajo? ¿Por qué no siento síntomas? ¡¿Cómo demonios estaba Hazell?

Siento que todo en mi vida va de mal en peor, primero mi madre, luego lo que paso cuando Salí de este lugar y ahora Hazell, dios Hazell no debía involucrarse en nada, ella no tenía nada que ver con mi intento de venganza ¿Por qué tuvo que pagar ella? ¡¿Cómo le llegue hacer daño?!

- Soy un monstruo  – me susurré a mí misma, mi respiración pronto empezó a fallar, mi cuerpo empezó a sudar como que, si en un sauna me encontrara, me senté rápidamente en la cama para recobrar mi respiración, pero se me fue completamente imposible, estaba teniendo un colapso nervioso, y odiaba que me sucediera, odiaba ser tan débil, pronto se me hizo imposible recibir oxigeno por mis fosas nasales y lo único que tenía por opción era mi boca.

- ¡Oh por dios! ¡Ally! – escuche gritar toda anonada a Bea, que entraba con gran rapidez a la habitación dejando caer el plato de comida – Respira – intente pronunciar algo, pero se me fue imposible – está bien solo respira – me musito dándome palmaditas en la espalda, me sentía estúpida al ser socorrida por Bea, ¡Bese a su esposo joder! ¡Me sentía sucia! Pero necesitaba su ayuda necesitaba que me sacara de estas. – vamos lo haces bien – dijo cuándo notó como se me era fácil respirar por la boca, luego esa sensación se pasó a la nariz – perfecto – mencionó con los ojos bien grandes, pasando una toalla por mi cara para secar mi sudor.

- Gracias – musite una vez recupere por completo el aliento.

- No hay de que pequeña. – dijo acariciando un mechón de mi cabello y esa sensación me recordó al Dr.Darmond, maldición cuantas cosas. –¡Dios mío! – gritó Bea, asustándome por completo, se levantó rápidamente de la cama hacia la puerta del cuarto y se arrodillo – lo siento – dijo viéndome divertida con los pedazos de porcelana.

- No te preocupes – dije sin más, aun estando en la cama.

- Vamos, te daré algo de comer – habló ignorando mi situación.