Buscando El Destino [Terminada]

[ 12 ]

Allyson Cooper.

~ Inseguridad.

~ Miedo.

~ Ansiedad.

Pero entre ellas dominaba la inseguridad, no tenía ni idea de lo que estaba pasando, estaba entre el abismo de la vida y la muerte, donde muchas personas han estado y pocas lo han contado, sentí como mi corazón empezó a latir con rapidez luego de haberse detenido, mi frente sudaba junto con todo mi cuerpo y mi voz no era capaz de pronunciar una sola palabra, estaban atascadas por el susto.

Mi vista estaba fija hacia los ojos de mi verdugo, tenía unos ojos claros color verde, su cabello negro en colochos y su piel pálida resaltaba con la luz tenue de la biblioteca. Me observaba molesto, irritado.

- ¡¿Qué quién eres?! –su voz era estresante, estaba muy alterado.

- Y...o, y...o – fue lo único que mi voz débil logro pronunciar, para que otra voz conocida me interrumpiera.

- Déjala – oí de atrás de los pasillos de la biblioteca – la conozco. – se acercó lo suficiente para que la luz, reflejara su rostro blanco, esos ojos azules, eran claros, hermosos, era el militar de la redada, fue hasta entonces que me di cuenta que el chico del rifle también portaba un uniforme negro.

- ¿Qué? – preguntó el chico de los colochos, bajando el rifle, fue cuando pude respirar con normalidad.

- Gr-a-c-ias – digo poniéndome de pie.

- ¿Qué haces aquí? ¿no te dije que te fueras? – mi salvador comenzó a reclamar como que si llevara años conociéndome.

- No estamos en el estacionamiento – digo rodando de ojos, la temperatura había subido y junto con mi sudor, me sentía completamente asqueada sobre este traje de plástico.

- Pero estamos en el centro – dijo completamente seguro, ignorando mi incomodidad.

- ¿Alguien me puede decir cómo se conocen? – preguntó confuso el chico de ojos verdes.

- Es una civil, con la que me tope en medio de la redada y la ayude a salir –¿Me ayudo? Me corrió a mi completa suerte, esto es completamente absurdo.

- Uhm – escucho decir al chico, mientras yo camino hacia la salida, en verdad necesito aire.

- ¿A dónde vas? – sentí como caminaba ojos verdes seguido de su amigo, cosa que ignoré – dije que ¡¿A dónde vas?! – preguntó esta vez más molesto.

- ¡joder tío! ¡déjala! – si ya déjame imbécil.

Salí del lugar y la claridad del sol me recibió con recoveco, pero no era suficiente necesitaba dejar que el aire secara el sudor de mi rostro, y el tanque de oxígeno no era suficiente, no pensé en nada, todas las consecuencias que podrían pasar si quitaba mi casco se volvieron negras, como si no existieran, pero es que ver a los tipos sin ninguna protección, me hacía sentir capaz, a ellos no les pasa nada estando en la intemperie ¿Por qué yo no puedo estar unos segundos en ella?