diez !♡

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—¡Está muy riiico! —Habló con la boca llena el rubio.

—No hables con la boca llena... es desagradable —Murmuró su novio, mirando al frente—. Y gracias —Sonrió dando un pequeño mordisco a su sándwich—, tu hermano me ayudó a preparar la comida —Se quedó mirando al cielo para después mirar a su novio.

—¿Samu ayudó? —Sonrió leve—, os ha quedado muy bueno a los dos —Rió leve acabándose el sándwich. Iba a limpiarse las manos en su ropa hasta que Kiyoomi le agarró de ambas muñecas.

—No hagas eso, cerdo —Murmuró. Le soltó y agarró nuevamente sus muñecas, pero esta vez solo con una mano. Con la mano libre buscó un pañuelo y limpió las manos de su rubio.

—¡No soy un cerdo! —Se quejó mientras le miraba con el ceño levemente fruncido—. Y no hace falta que me trates como un bebé —Murmuró.

—Uhm... eres un bebé cerdito —Una sonrisa leve se formó en el rostro del pelinegro—. Listo, que luego debo quitar las manchas raras que dejas en la ropa y es difícil —Suspiró soltándole.

—Ñiñiñiñiiiii —Le hizo burla sacándole la lengua—. Oh, ¿no debías decirme algo importante? —Le miró ladeando levemente su cabeza.

El corazón de Kiyoomi se paró por unos leves segundos para después comenzar a latir rápido, como si quisiera escapar de su pecho.

—Sí... es muy importante —Murmuró. Su tono salió con algo de nerviosismo, siendo captado rápidamente por su novio.

—¿Qué pasa...? —Atsumu tomó las manos de su novio, entrelazándolas—. No me asustes, Omi... —Rió nervioso.

—No... no es malo —Sonrió leve y expulso todo el aire de su cuerpo para después volver a calmar su respiración y nervios.

Sakusa se levantó haciendo que atsumu hiciera lo mismo. Agarró su mano y ambos bajaron un poco de la colina, quedando directamente en el campo de flores.
Ese mismo día, aquellas hermosas flores y divina puesta de sol iban a ser testigos del acto más romántico que puede cometer el ser humano.

—Yo... llevo vario tiempo pensándolo, Atsumu —Comenzó a hablar el pelinegro—. Y creo que estoy seguro de esto... —Le miró a los ojos—, que ambos estamos listo para esto gran paso—Sonrió tiernamente.

—¿¡Estas embarazado!? —Gritó Atsumu, asustado.

Pareciera que acababa de estropear el momento perfecto pero, su novio sabía cómo era, se temía que diría alguna bobada por lo que simplemente soltó una carcajada.

—Ya quisieras... aunque en todo caso serías tú —Le sonrió y notó cómo el contrario se sonrojaba—. Miya Atsumu... —Le miró a los ojos.

—¿Sakusa Kiyoomi...? —Dijo extrañado el rubio, mirándole a los ojos también. Las miradas de ambos conectaron.

Una leve brisa rozó el rostro de ambos.
Los rizos de Sakusa se movían levemente, estos estaban acompañados por la sonrisa del menor.

—Yo... —Se agachó agarrando la mano izquierda de Atsumu. Sakusa sacó una pequeña caja y la abrió—. ¿No te apetece hacer realidad esa frase que siempre me repites? —Sonrió nervioso, sintiendo que se desmayaría en ese instante.

—Ki-Kiyoomi —Los ojos de Atsumu se aguaron, impidiéndole ver correctamente—. ¿Me es-estás pidiendo matri-matrimonio? —Tartamudeaba levemente al hablar por culpa de los nervios que sentía. Su llanto se intensificó cuando Sakusa puso el anillo de compromiso en su dedo anular.

—Miya Atsumu... permíteme ser la persona que pase el resto de su vida eternamente contigo, mi príncipe —Sonrió levantándome, entrelazando las manos de ambos—. ¿Qué dices...? —Relamió sus secos labios, nervioso.

No hicieron falta palabras.
Solo hizo falta el cariñoso y cálido beso que Atsumu le dio a Sakusa, robándole todos los nervios.

Ahí estaban ambos, llorando mientras se besaban.
Lloraban porque al fin pasarían eternamente su vida con la persona que más amaban en este desastroso mundo.

agotado  #  sakuatsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora