Resignación [UshiShira]

Capítulo 10

Llego un poco tarde, pero ¡Feliz UshiShira Day! 💖

Los minutos finales de su última clase del día. Faltaba tan poco para el entrenamiento vespertino. Por primera vez desde que los de tercero se habían graduado, Shirabu se sentía entusiasmado por jugar vóley con el equipo, hasta estaba dispuesto a elevar la pelota para que Goshiki rematara cuanto quisiera.

Luego de su encuentro con Ushijima en la estación de trenes, y tras la primera llamada que habían sostenido, su lado inseguro que tanto había maldecido los últimos meses decreció considerablemente. No fue una conversación profunda; solo fue su senpai preguntándole cómo iba todo e indicándole que podía llamarlo en cualquier momento. Tan aliviador. Comprendió entonces que Ushijima no estaría «desperdiciando» su tiempo en hablar con él dos veces a la semana si realmente estuviera enojado.

Sonrió mientras veía el registro de llamadas en su celular de ese último mes. «¿Estás conversando con tu novia?», le había dicho Taichi en una oportunidad. «No, estoy viendo memes», le respondió con sorna. Mentía, ¿y qué? Taichi se había quedado con cara de espanto al ver su buen humor y al no recibir ningún insulto. Fue gracioso.

¿Qué podía decir? Shirabu mismo desconocía esa nueva versión suya, esa versión que ya no tenía que sostener ningún peso en sus hombros. El proceso de resignación había sido curativo. Sin embargo, aún no todo estaba bien, ni lo estaría hasta que se diera una confrontación presencial entre él y Ushijima, lo cual no sabía cuándo ocurriría.

Shirabu era consciente de que había hecho tremendos desplantes, y también sabía que Ushijima era consciente de que lo estuvo evitando. Debía disculparse y, si se lograba infundir de la suficiente valentía, también explicaría sus razones. Por el momento, se concentraría en mejorar la sincronización del equipo para que pudieran clasificar a las nacionales, a manera de retribución por todas las molestias causadas por su lesión.

Su clase terminó. Se apresuró a salir del salón, dirigiéndose hacia el gimnasio.

—Oigan, vi a Ushiwaka entrar al gimnasio del equipo de vóley —escuchó que dijo una estudiante. Shirabu abrió los ojos y detuvo su paso. No volteó hacia ella para no hacerlo muy evidente, sino que disimuladamente continuó escuchando mientras su corazón latía sin consideración—: ¿Creen que vino a ver a alguien en específico?

—¿Seguro que es Ushiwaka? —le respondió su compañera—. Alguien como él no perdería el tiempo de regresar a Miyagi, cuando está entrenando en un equipo profesional y tiene a todos sus amigos cercanos en Tokio.

—¿Habrá venido a ver al equipo de vóley?

—Como si los que quedaron valieran la pena y su tiempo.

Shirabu frunció el ceño. No se lo tomó personal; le traía sin cuidado que pensaran que sin Ushijima, el equipo de vóley había perdido toda su gloria. «Que no valían la pena, que ni siquiera había uno que fuera atractivo, que mejor apoyar al equipo de basketball», sí, sí, ya se lo sabía de memoria.