Capítulo 10: "Sorpresa, sorpresa!" (Capítulo final)

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Diego moría de ansias por encontrarse con su nuevo futuro.

Lentamente sus ojos se abrieron. La oscuridad era total. Su cuerpo se hallaba entumecido debido a la falta de movimiento. Poco a poco iba recobrando la vida y poco a poco también el horror se acrecentaba al infinito. Se hallaba encerrado en un espacio reducido, apenas había espacio para él. Palpando desesperado a su alrededor pudo darse cuenta que su temor se estaba volviendo realidad. Las paredes acolchonadas con algodón y lino le comprababan su realidad, se encontraba dentro de su ataúd, sepultado a tres metros bajo tierra.

Desgarrantes gritos de pavor y auxilio comenzaban a emerger de aquel cuerpo antes inerte, gritos que eran apagados por las paredes del ataúd. Semejantes alaridos eran comparables solo con aquellos que sus víctimas habían realizado con anterioridad. En un atisbo de esperanza, comenzó a revisar sus bolsillos en busca de un teléfono, pero no encontró nada. Pero en el bolsillo derecho de su pantalón había algo: una moneda de cinco centavos, no era ninguna fortuna, pero seguramente nunca iba a necesitar más que eso estando allí adentro. A medida que el tiempo pasaba, el aire enrarecia, el oxígeno se acababa lentamente. esa no era una preocupación pues sabía que no podía morir; pero sin embargo, al agotarse el aire comenzó a asfixiarse lentamente. La falta de oxígeno en sus pulmones hacía retorcerse de angustia en busca de una bocanada de aire, se sofocaba, pero la muerte no llegaba ni llegaría jamás. Estaba comfinado a una agonía eterna de la cual le era imposible escapar, se asfixiaría por la eternidad. Se encontraba totalmente solo, como en toda su vida había estado; pero no por mucho, pues con el tiempo, los gusanos que se moverian debajo de su piel, serían la compañía que nunca lo abandonaria. Diego quería pasarse de listo y beneficiarse egoístamente de la situación como lo había hecho en toda su vida, intentó aprovecharse de alguien que fue más listo que él, y al final sello su propio destino, su perdición, pues sus deseos, al ser tan egoístas le habían condenado.

Él nunca se percató de que al pedir un deseo que no fuese para sí mismo, se salvaria de todo sufrimiento.

Al final, sus tres deseos estaban cumplidos: Vida eterna, todo el dinero que podría llegar a necesitar y su alma jamás le pertenecería a dios o demonio alguno, solamente a él, de aquí a la eternidad.

                         -FIN-

EL PACTO. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora