Cierro el cajón mientras él se acerca, su cara no puede ser más inexpresiva.
- ¿¡Tienes muñecas Barbie en tu cajón!?- medio pregunto, medio exclamo entre risas contenidas.
- No puedes contarle esto a nadie, ¿será nuestro secreto?- me dice casi suplicándome y yo ya no puedo contenerme y me rio en su cara.- Por favor.
- ¿Me vas a decir que no es gracioso?- pregunto después de calmarme un poco.
- Supongo…- dice resignado.
- Vale no diré nada…- le comento mientras él suspira aliviado- …pero con una condición.- su cara ahora mismo es un poema.
- ¿Cuál?- me encanta hacerlo sufrir, ¡qué mala soy!
- Suelta a Carlos.- se queda en shock, no se lo esperaba.
- ¡No!- grita cuando se recompone.
- Vale perfecto. Ahora mismo voy a junto la señora Cata…- me voy de su despacho mientras menciono esto.
- ¡Espera!- me detengo- Está bien, tu ganas.- me da las llaves de la celda de Carlos y yo corro a sacarlo.
De camino a la celda pienso en lo que acaba de suceder. Todo parece tan surrealista… ¡Barbies! Aún no me puedo creer que por esas muñecas haya conseguido que Adrián me deje sacar a Carlos de la cárcel.
Cuando llego a la celda, Carlos está leyendo un libro. Al verme se enfada. Me había olvidado de nuestra última conversación.
- ¿Qué haces aquí? Pensé que te había quedado claro lo que te había dicho.- no le hago caso y abro la puerta de la celda.
- Estás libre.- y me voy.
Él se queda mirando la puerta abierta, no puede creerse lo que le he dicho.
Lo dejo allí y vuelvo al despacho de Adrián. Él está sentado en su silla con los codos apoyados en la mesa y con la cabeza escondida en sus manos. Al escucharme entrar se levanta y se acerca.
- ¿Dónde está tu Romeo?- me pregunta en un tono como si estuviera… ¿celoso?
- Asimilando que es libre. Sólo quería saber si ya sabes algo de la huella.- mi voz no puede sonar más hueca en estos momentos, la reacción de Carlos al verme ha sido tan devastadora… Sólo quiero sacármelo de la cabeza, mantenerme ocupada con otra cosa.
- Sí, es de una chica, Ariadna Duque, vendrá en unas horas para ser interrogada.- me enseña una foto de ella con varios papeles sobre su vida, a sus 17 años ya ha cometido un montón de delitos. Esa Ariadna es una buena pieza.
- Vale, cuando esté aquí llámame. Me voy.
Adrián abre la boca como queriendo decir algo pero al instante la cierra y vuelve a sentarse en su silla.
Yo salgo de la comisaría sin mirar atrás, sin comprobar si Carlos ya ha salido. De camino a casa mi mente sólo tiene un pensamiento, él.
- ¿Por qué los hombres son tan tontos?- me pregunto en voz alta.
~~~
Me encontraba en la sala de interrogatorios con Adrián y Ariadna. Ella se mordía las uñas nerviosa mientras que nosotros le hacíamos preguntas.
- ¿Te suena la chica de la foto?- le enseño una foto de Brittany.
- Nno.- me contesta ella.
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Mi pequeña detective
Short StoryShasha desde pequeña siempre quiso ser una detective y toda su vida ha girado en torno a eso. En su pueblo todo el mundo lo sabe pero nadie la toma en serio. ¿Qué pasará cuando tenga que hacer frente a ser una detective de verdad? Y ¿si el principa...