Capítulo 6.

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Después de lo sucedido, mi madre trajo una escoba y un recogedor para limpiar los cristales del suelo. Mientras yo me fui con Adrián al salón. Él hablaba por el móvil para contratar un nuevo policía que lo ayudase y yo sólo lo miraba sentada en el sofá.

Seguía en shock, mi cuerpo estaba allí pero mi mente… Eso era caso aparte. Por mi cabeza pasaban miles de ideas, ninguna buena, de lo que me ocurriría si ellos me cogían.

Cuando Adrián acabó de hablar, trajo unas mantas de las habitaciones y un par de almohadas. Habló conmigo pero yo no le prestaba atención, sin embargo, cuando hizo una cama improvisada en el suelo y me dio una manta, comprendí que esa noche dormiríamos allí. Mi madre, después de limpiar los cristales, me dio un beso de buenas noches y se fue a su habitación.

Y allí me pasé toda la noche, en el sofá, pensando, aterrada, sin poder dormir. Por eso, ahora que estoy enfrente del espejo del baño peinando mi liado pelo, veo las enormes ojeras que decoran mis ojos. Tengo un aspecto horrible.

Un escalofrío recorre mi espalda cuando suenan unos golpes en la puerta.

-       Shasha…- suspiro de alivio al escuchar la voz de Adrián- …ya he hablado con el nuevo policía, él se encargará del caso mientras yo me quedo contigo. Ya está instalado en la comisaría.- comenta al otro lado de la puerta.

Abro la puerta y lo miro. Él también parece agotado, el suelo no debe de ser muy cómodo.

-       ¿Qué tal estás?- me pregunta, lo miro a los ojos con fiereza. ¿Qué pregunta es esa? Él entiende que ha sido una pregunta estúpida y vuelve a hablar.- Vale, vale, soy estúpido. Sé que no estás bien.

Se aparta de mi camino y yo voy a la cocina para intentar comer algo. No es que tenga mucha hambre pero si no como mi madre se enfadará.

Me acerco a la nevera y la abro. Adrián sigue cada movimiento que doy, se aproxima y mira conmigo la nevera. Voy a coger un yogurt pero él se adelanta. Me doy la vuelta para enfrentarlo y cruzo los brazos.

-       ¿Ibas a cogerlo?- pregunta intentando parecer serio pero una sonrisa amenaza con salir en sus labios. Paso de él y me giro otra vez hacia la nevera, hay más yogures así que cojo otro y cierro la nevera.

Antes de que consiga moverme ni un paso, Adrián vuelve a robarme el yogurt. Vale, ¿quiere jugar? Pues vamos a jugar.

Rápido abro la nevera, cojo el cartón de leche y le echo el contenido por la cabeza. Él me mira con sorpresa mientras yo me rio como una loca. De repente, noto que algo frio me resbala por el pelo, los yogures. Ahora el que se ríe es Adrián.

Y así comenzamos una batalla de comida. Huevos, harina, algún tomate maduro, incluso guisantes, vuelan por la cocina.

-       Me rindo.- dice Adrián levantando las manos cuando estaba a punto de tirarle el contenido de un bote de salsa. No puedo evitar reírme ante su aspecto, con el contenido de su pelo se podría hacer un bizcocho, tampoco su ropa se ha librado. Y creo que yo estoy igual o incluso peor que él, por las carcajadas que echa mirándome. Después se fija en cómo hemos dejado la cocina.- Tu madre nos va a matar cuando vea esto. Será mejor que lo limpiemos.

Y eso hacemos el resto de la mañana. Entre risas recogemos todo lo que hemos tirado y limpiamos la cocina lo mejor que podemos.

Acabamos casi a la hora de comer. Como mi madre llegará pronto le comento a Adrián que me voy a duchar. Estoy de camino a mi habitación para coger ropa limpia cuando me coge como un saco de patatas y me lleva al baño.

Grito y pataleo pero él es más fuerte que yo. Me mete en la ducha y abre el agua caliente. Los restos de nuestra batalla se empiezan a ir con el agua. Él sonríe al verme empapada y cierra el agua.

Mi pequeña detectiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora