H U N G E R 「Cannibal!Tododeku AU」

ஓீ͜͡ঔৣ͡ ↬ F I V E

-Izuku, sé que amas mucho tu trabajo, pero últimamente sólo hablas de Shoto siendo que yo soy tu prometida...- su voz se escucha decidida. -Lo pensé mucho y es mejor que nos separemos, tú tienes los medios para defenderte, pero yo no, no quiero ser la próxima víctima del Caníbal de Shibuya- el anillo plateado desliza por su dedo anular para luego ser depositado en la mano del pecoso. -Te deseo lo mejor, cuídate mucho-

Su cuerpo se incorpora brusca e involuntariamente sobre el colchón, demostrando que se encuentra afectado por la situación que lleva toda la noche repitiéndose en un eterno bucle en lo más profundo de sus recuerdos.
El despertador de su móvil comienza a emitir una odiosa melodía que cala profundamente en sus oídos, provocando que la cabeza le duela aún más. Tiene los ojos ligeramente hinchados y, debido a esto, su sentido de la visión es reducido, lo que provoca que le sea casi imposible encontrar el aparato tecnológico sin hacer uso del tacto compulsivo sobre la mesita de noche.

Normalmente suele levantarse tras deslizar su dedo por la pantalla para apagar la alarma, pero esta vez sólo quiere volver a hundir su cabeza en las almohadas y quedarse el resto del día en cama, sintiéndose miserable cada vez que sus esmeraldas enfocan la pieza de joyería que descansa a un lado de la lámpara, recordándole que su ruptura con Ochako fue más que un mal sueño causado por el efecto de las seis latas de cerveza que hay desparramadas en el suelo de su habitación.

Levantarse y dirigirse hacia Akasaka para cumplir con su trabajo de psiquiatra es lo que menos desea en ese momento, sobre todo porque Shoto descubrirá de inmediato el porqué de su bajo estado anímico y se burlará de él diciendo —indirecta y educadamente— que es un tonto por dejarse llevar por sus sentimientos hacia una mujer que sólo es un estorbo en todas sus metas personales profesionales.

Probablemente Izuku se molestaría por aquel comentario ya que Uraraka fue su novia por nueve años y cinco meses, pero se vería incapaz de replicar en contra porque su apego hacia Todoroki también es grande.

Suspira con pesadez, ocultando su rostro con las sábanas. Tiene derecho a sentirse triste y desanimado, el término de una relación larga es difícil de aceptar, pero sabe que su paciente jamás podrá comprenderlo, después de todo, el Caníbal de Shibuya es un ser incapaz de comprender la raíz de las emociones humanas. Shoto sólo un imitador perfecto, nada más.

Tras veinte minutos mirando el techo y peleando internamente con sus pensamientos, decide salir de la comodidad de su cama para dirigirse al baño, lugar en el que se da una ducha fría, se viste y arregla de mala gana, centrándose principalmente en quitar los rastros de lágrimas de su rostro y en reducir la hinchazón de sus párpados. Un gruñido escapa de su garganta cuando se da cuenta de que su cara continúa viéndose desastrosa, pero se niega a seguir gastando tiempo en corregir su expresión. Abandona el cuarto de baño arrastrando sus pies por los pasillos de su residencia hasta que llega a la puerta principal de la misma, luciendo como un alma en pena al realizar cada una de sus acciones.