ஓீ͜͡ঔৣ͡ ↬ F O U R

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Izuku ha hecho caso omiso a la petición —o mejor dicho, orden— de Shoto, por lo que ahora mismo se encuentra en el ascensor, golpeando su pie contra la base metálica de forma impaciente, nervioso por la reacción que puede causar en el semi albino cuando este lo vea hacer ingreso a su habitación.
Mintió acerca de sus obligaciones profesionales, actualmente va por propia voluntad ya que Yagi le hizo saber que la información recopilada es —por el momento— suficiente para continuar la investigación, lo que significa que el pecoso debe detener sus visitas y continuar con sus tareas designadas dentro del equipo de asalto.

Las piernas le tiemblan bruscamente al dar un paso fuera del elevador y por poco pierde el equilibrio, aunque logra recuperarse y controlar sus nervios antes de que el nuevo guardia note su extraño comportamiento. El nuevo integrante es un joven —quizás uno o dos años menor que él— de cabello pelirrojo, el cual le dedica una amplia sonrisa que deja ver la poco discreta modificación en sus piezas dentales frontales.

«Sería un problema si Shoto tuviese esa dentadura» Piensa mientras corresponde el amable gesto.

Midoriya prosigue a enseñar sus credenciales, firma los permisos obligatorios y finalmente hace ingreso a su lugar de trabajo, encontrándose frente a frente con Fuyumi, quién por poco suelta las gruesas carpetas que lleva entre sus brazos.

-Agente Midoriya, me dijeron que...- ella lo mira con confusión, aunque no finaliza su frase. Un poco de lástima se cuela en su expresión. -Shoto está un poco decaído, lo dejo en sus manos-

No puede emitir una respuesta puesto que la neuróloga aprovecha que la puerta está abierta para abandonar la habitación a paso rápido, posiblemente apurada para enviar las tomografías —que siempre está revisado y comparando ya que tiene que documentar hasta los más mínimos cambios— a aquellos que son la cabecilla tras la captura del caníbal.

Izuku entonces toma dos hondas bocanadas de aire para luego comenzar a caminar hacia la celda del semi albino, teniendo que devolverse a medio camino al notar que su asiento ha sido retirado de su lugar habitual y que ahora se encuentra junto al escritorio de Fuyumi. Tras recuperarlo, trota suavemente hacia su posición anterior, colocando la silla plegable en silencio para así poder sentarse.

Sus orbes esmeralda enfocan a Todoroki con timidez, admirando la tranquilidad que este desprende mientras observa detenidamente un par de las fotografías que recibió el día anterior. No hay ningún tipo de comunicación por parte del criminal, así que Izuku supone que ha dejado de lado sus modales para demostrarle que está realmente molesto por su presencia en aquel lugar.

-Señor Todoroki- llama tras un largo tiempo en silencio. Va a aclarar la situación antes de que el ambiente entre ambos se vuelva más tenso.
-¿Qué sucede?- inquiere, desviando su mirada de la fotografía. Su tono es áspero.
-Sé que me pidió que renuncie a su caso, pero no pienso hacerlo, quiero continuar escuchando sus historias, así que, por favor, permítame seguir deleitándome con sus palabras- confiesa. Sus ojos tienen un brillo cautivador e inocente que provoca una extraña reacción en el cerebro del caníbal.
-Dejemos que el bentō de hoy decida mi respuesta- indica con gracia, señalando el bolso del rizado.

Shoto internamente piensa en Izuku como un infante. Le parece increíble que un hombre de veintiséis años, licenciado en psiquiatría y agente especial de la unidad antiterrorista esté rogándole. No importa por donde intente analizar la situación, simplemente no tiene sentido. Cualquier otro agente le habría torturado para hacerle hablar, sin embargo, Midoriya entra en el pequeño grupo de personas tan puras que prefieren —por muy increíble que parezca— pedirle permiso a un peligroso criminal antes de realizar un movimiento. Es irritante, pero también es atrayente.

H U N G E R 「Cannibal!Tododeku AU」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora