𝖏𝖆𝖉𝖊𝖔

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Siempre que estaba con Samuel le faltaba el aliento. ¿Porqué será?

 ¿Porqué será?

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El verano no era su estación favorita, tenía insectos molestándolo gran parte del día y usar armadura no era una opción con el sofocante Sol azotando todo Karmaland. Incluso estaba usando las camisas sin mangas que, en primer lugar, no sabe porque estan ahí.

Podría ser peor, podría estar en su habitación aburrido y con las ganas de arrancarse la piel, seguía teniendo unas ganas inmensas de arrancarse la piel por el calor, pero estaba acompañado por Vegetta. Eso lo hacía bueno, a medias.

—Piensas mucho chico.— Habló el azabache quien le daba la espalda en el bote en el que estaban y pasó una lata de soda fría por su costado.

—Odio el verano.— Rió un poco y Vegetta hizo lo mismo; que las cosas buenas que tenía esa estación se fueran a la mierda, solo podía sentir su ser derretirse en ese momento. Tomó la bebida y la acercó a sus mejillas para sentir un poco de frío.

—Vamos no es tan malo.— Vegetta dejó su caña atorada en alguna parte y pasó sus piernas para poder estar sentado del lado de Rubius.

—¿No vas a pescar o qué?— El rubio preguntó dando un sorbo a su bebida.

—Quería ver el atardecer.— Vegetta volteó a verle.

—Eso se llama ser perezoso.— Rubius ahora también lo miraba y compartieron asimismo la sonrisa boba en sus rostros. Podría pasar mil horas mirando a su compañero y siempre encontraría algo nuevo que mereciera ser apreciado, las cejas rectas y obscuras que enmarcaban su rostro fuerte. Se preguntaba como alguien con ese rostro podía convertirse en la persona más dulce que él conocía.
—Bueno, macho, no es como si le estuvieras echando mucho ojo al atardecer.

De Luque desvió la mirada sorprendido sin decir palabra. Pasados algunos momentos dejó recostar su cabeza en el hombro del más alto. Habló de manera muy suave, incluso débil describiría.

—Bueno, igual estaba viendo algo más bonito.

La respiración de Rubius se detuvo y no supo el porqué o cómo. Estaba sorprendido, estaba feliz, asustado, sonrojado, confundido. Todos sus sentimientos concluyeron en un jadeo saliendo de sus labios que lo haría respirar nuevamente.

Esperó algún comentario de Vegetta hacia el ruido tan extraño que había soltado pero no hubo nada. Se permitió recostar su cabeza en la del contrario sin pensar en nada más. No importaba si lo que sentía tenía un nombre, solo se sentía bien.

보라빛 밤 ; fictober rubegetta ; 2020 editionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora