𝖑𝖑𝖆𝖛𝖊

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un hogar.

"¿Esta Vegetta contigo?" Sonaba la voz de Mangel por su celular quien se suponía ya se iba a despedir

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"¿Esta Vegetta contigo?" Sonaba la voz de Mangel por su celular quien se suponía ya se iba a despedir.

"Oh, sí." Afirmó mientras tomaba otra galleta de la alacena del azabache. "¿Quieres hablar con él? Para hablarle."

"No, solo quiero tener pruebas para poder burlarme después porque pasas mucho tiempo con él." Rubius sabía que Mangel estaba sonriendo desde donde lo hubiese llamado, tenía ese tono de voz codescendiente que siempre usaba cuando insinuaba que el guerrero y él tenían algo.

"Solo es una coincidencia que justo me llames y yo este en su mansión." Negó.

"Vamos, incluso tienes las llaves de su casa." Su amigo colgó la llamada y el híbrido tomó más galletas de las que estaban en la cocina, técnicamente Vegetta las compraba para él así que solo tomaba lo que le pertenecía.

Rubén pasó un tiempo viendo más su teléfono antes de ser sorprendido con un beso en la mejilla de su novio quien se había recién duchado y su cabello oscuro y mojado caía por sus hombros. Rubius sonrió un poco besando a Vegetta también aunque se notaba algo forzado.
"¿Sucede algo?" Preguntó el mas bajito.

—Estoy preocupado.— Dijo sin rodeos, ya había querido hablar de el tema con él. —Todos saben que pasamos mucho tiempo juntos, ¿Y si se dan cuenta? No tiene nada de malo, pero no puedo evitar estar preocupado.— El rubio deslizo sus dedos entrelazándolos con los de Samuel, fijó su vista en sus anillos. Joyas que tenían que quitarse siempre que salían en público porque odiaban que las personas se fueran a meter en su relación. Incluso si era una broma inocente, ambos preferían evitarlo.

—Podríamos decirlo de una vez.— Eso era todo lo contrario a lo que esperaba oir Rubén.
—Anunciar que estamos prometidos y casi vivimos juntos, o al menos que tenemos las llaves de la casa del otro. Que den los comentarios que vayan a darnos y librarnos de una vez de la espera por el como lo recibirán.

Rubén asintió y Vegetta depositó un beso casto en sus labios. Su hombre tenía un buen punto. Si tenía que llegar una bomba que llegase de una vez, igual y sí salían bien tendrían invitados a su boda después de todo.

보라빛 밤 ; fictober rubegetta ; 2020 editionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora