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Los días pasaron, y sin pensarlo hoy era el día de la pintura número 20.

Fue una experiencia muy bonita compartir todos estos días con Alex, creando bellas pinturas para el, con el. Estar con el me inspiraba, habían días en los que se sentaba en un rincón a cantarme. A veces también venían sus amigos a echar un vistazo y a charlar, los Arctic Monkeys eran unos tipos muy divertidos y por sobre todo buenas personas cuando los conocías bien, cuando los tenías más de una tarde hablándote de todo.

Hoy haría la pintura para su habitación, la suite en el piso número 7, la exclusiva.
Me encontraba emocionada con el en el elevador, llevando los últimos materiales en grandes cajas. El hotel se encontraba bastante lleno, y últimamente parecía que cada vez más gente sabía a quién le pertenecía el hotel, por lo que se llenaba aún más, y los de seguridad tenían que ocuparse el doble de gente que lo único que quería era agobiar a Alex.

- ¿Estás contenta? - preguntó entusiasmado mientras las puertas se abrían. Había un pasillo pequeño antes de entrar a la suite, con grandes ventanales que daban hacia el patio interno del hotel.

- Si, muy... Y triste, no quiero que esto acabe - sonreí mordiendo mi labio inferior, el nos guió hasta la suite y una vez dentro quedé perpleja.

La habitación era la más grande de todo el edificio, estaba ambientada en tonos rojos, y habían muchos espejos, hasta en el techo. Habían luces tenues y los grandes ventanales mostraban la ciudad de Londres a lo lejos.  Afuera nevaba, indicio de que la navidad se estaba acercando.

- Wow Alex... - dije sorprendida dejando una caja en el suelo. - Ésto es sensacional. - caminé lentamente apreciando cada detalle. Parecía un sueño.

- ¿Si, verdad? - sonrió sentándose en la cama redonda

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- ¿Si, verdad? - sonrió sentándose en la cama redonda. - Es lindo venir aquí y despejarme de todo. - desvió su mirada hacia la ventana. Yo me quité mi abrigo y lo deje en uno de los sofás color rojo.

- Es como escaparte de la realidad...- agregué acercándome a él. Posé una mano sobre su hombro y el levantó su mirada hacia mi. Se quedó mirándome por unos segundos en silencio.

- Te quiero. - musitó. Yo sonreí, eso había sido suficiente. - Ven a casa hoy.

- Yo igual, Alex. - acaricié su hombro . - Está bien, vamos. - asentí con la cabeza.

Las horas corrieron más rápido que de costumbre, yo aprovechaba cada minuto de mi último día trabajando en Tranquility Base. Había decorado cada piso con  más de una de mis pinturas, menos el piso número seis que era donde se encontraba el casino.

- Flashback

- ¿Y el piso seis? - pregunté mirando hacia la puerta, estábamos en el quinto piso.

- Ahí no hay nada que agregar, el casino está ambientado solo con luces neon, paredes negras y cortinados oscuros... - se encogió de hombros.

Tranquility base Hotel & casino - Alex Turner.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora