Pecho

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No puede nombrarlo de alguna manera. Es un gusto particular, un deseo culposo, la chispa encendida que se hace grande y quema todo al respecto de su razón o de su ser.

Ninguno de los dos lo diría nunca, y precisamente por eso, se da cuenta Kakashi, es que sigue volviendo a él en una noche fácil y sedienta como esa.

Gai desabotona su chaleco, lentamente, de esa forma en la que nunca lo hace porque Kakashi le ha dicho que cuando salgan a la calle lo lleve abierto para poder tener un buen vistazo.

Así que Kakashi aguarda pacientemente, sentado en el sofá, con las manos ansiosas rascando sus muslos cuando Gai baja la parte delantera de su ropa y gira su cuerpo hacia él.

Kakashi abre la boca cuando Gai se acerca.

Su imagen es como la de un pequeño bebé a punto de ser alimentado, y Gai acuna su rostro con tanta ternura como si realmente pudiera serlo.

Entonces Kakashi acaricia sus pezones con su lengua. Él cierra los ojos y aprieta sus dientes contra sus tetillas duras, marcando círculos, succionando, chupando y mamando de su pezón como si pudiera realmente brotar algo de leche para aliviar su sed.

Gai tiene que ahogar todos los gemidos posibles mientras los labios de Kakashi dejan marcas rojas en forma de círculos grandes sobre su piel.

Ambos se sientan en el sofá, uno acurrucando la cabeza del otro mientras pasea sus manos a través de su cabello y lo arrulla como si fuera algo tierno y normal, como si no pudiera sentir la erección de Kakashi contra su muslo o su propia rigidez haciéndose grande con cada nueva y hambrienta succión.

Kakashi cambia de pecho luego de algunos minutos, y su lengua hace el mismo trabajo, dejando las mismas marcas simétricas con sus dientes mientras Gai pierde el aire y mira con un ruego disimulado el trabajo ansioso de la boca de Kakashi en su lugar.

Las manos de Kakashi suben para masajear sus pectorales, apretándolos como si todavía pudiera exigirles más.

No puede suprimir el resto de sus quejidos cuando las mordidas lo hacen creer que perderá la cordura y pedazos completos de piel marrón.

Kakashi lame las huellas de sangre, golpeando la punta dura de sus tetillas con su hirviente lengua antes de volver la cabeza y alejarse un poco de Gai.

No deja que se cubra de inmediato y sujeta las manos de Gai a los lados, por sobre el traje enroscado en su cintura.

Observa su obra unos instantes con fascinación y sus manos vuelven a marcar círculos en sus fuertes pectorales antes de darle una sonrisa satisfecha y recoger sus brazos sobre sus muslos.

"No te abroches el chaleco" le recuerda, y Gai todavía sufre convulsiones por la forma en la que el aire enfría su saliva lentamente, como una tortura que hace que su polla se sienta todavía más dura por lo sensible que está.

Gai asiente a su orden de forma confusa, con las mejillas rojas y la respiración acelerada antes de que Kakashi le dedique un último apretón, lo suficientemente brusco para hacer que Gai se venga en un instante sin tocarse.

Él se ríe de ese gesto, señalando la mancha blanca de sus pantalones antes de ponerse de pie y marcharse por la ventana sin mirar atrás.

Al siguiente día, después de que Genma le ha dicho una vez más que suba el cierre de su chaleco, Kakashi lanza una mirada de advertencia y deseo que hace que Gai se estremezca.

Sin que nadie lo note, apartados de los demás en la oscuridad del bar, Kakashi vuelve sus manos nuevamente sobre el pecho abierto y disponible de Gai.

"Estoy hambriento" susurra en su oído, con los dedos aplastado sus pequeños botones rosados sobre la tela de su traje "Más tarde me tendrás que alimentar" casi ronronea, y lo único que Gai puede hacer es asentir y retorcerse en su lugar.

Y casi desea poder darle un poco de leche cuando Kakashi vuelve a pegarse a su pecho esa misma noche, sin embargo, piensa Gai, para eso probablemente tendría que chupar otro lugar. 

Caliente y Picante [KakaGai / GaiKaka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora