Caliente y Picante [KakaGai / GaiKaka]

Belleza

Gai entrecierra los ojos mientras se recuesta en la cama de su habitación. La luz del atardecer le permite ver las franjas profundas en el techo y por unos momentos sus dedos bailan en el aire como si pudiera seguir las líneas, preguntándose si podrían significar algo más que simples grietas al azar.

Quizá lo son. Al mismo tiempo, probablemente no son nada.

Gai las observa, de un lado a otro, y luego las líneas se cortan en algún momento en la esquina de la pared y sus ojos vuelven una vez más arriba.

Cuando Gai cierra los ojos, las ha olvidado, y no importa cuántas veces vuelva a recorrer aquellas figuras, él no recordará.

Para Maito Gai, nunca ha significado nada la apariencia.

No tiene nada que ver con la fuerza o el honor, no significa nada realmente cuando las cosas que construyen la vida tienen mucho más significado que un simbolismo superficial.

Ocurre igual con la grieta en la pared. Líneas y líneas que por sí solas no dicen nada. Gai las mira, del mismo modo que ha mirado rostros alrededor con detenimiento antes de que se desvanezcan en su perdida memoria.

Su padre dijo "es para guardar espacio en tu mente y ver al futuro" y Chouza dijo "Es una debilidad, Gai, tienes que recordar".

Pero para Gai quizá es más simple que eso. Una cuestión que involucraba algo más profundo que una simple línea en la pared.

Sus dedos rascan su abdomen tentativamente cuando la conversación anterior vuelve, el pequeño momento en el que Genma y Ebisu sacaron una revista para adultos y le dijeron que tenía que mirar.

Ahora Gai ya no recuerda nada sobre las mujeres que vio. Fueron borrones extraños semidesnudos que no eran diferentes a las manchas sin nombre ni rostro. No hubo nada que admirar.

Él piensa en las palabras de Ebisu cuando se apartó "¿Entonces qué te gusta, Gai?" dijo, inflando una mejilla como un niño a pesar de que ya todos habían alcanzado el rango de jounin, siendo oficialmente adultos.

Genma solo resopló y movió las hojas, deteniéndose en algún momento entre las páginas donde el cuerpo de un hombre desnudo brillaba en su esplendor.

"¿Te gusta más esto?" Preguntó, bailando el senbon en su boca, pero Gai solo miró ahí y no encontró nada especial. Solo más rasgos difusos y ajenas curvas.

Se encogió ante sus compañeros, y Ebisu acomodó sus lentes mientras miraba a Gai con toque crítico "¿Qué es lo que hace feliz entonces? ¿Qué te provoca? ¿Con qué te tocas, Gai?"

Recargado ahora en la almohada, Gai comprende su propia respuesta cuando sus ojos viajan por las líneas de la habitación y su corazón traicionero se agita.

Kakashi, piensa como respuesta, mientras el mundo se diluye y de alguna manera es su eterno Rival lo único que realmente puede asociar a erotismo o belleza.

Es guapo. Y el hecho de que objetivamente lo único que puede ver de él es un ojo entrecerrado lo hace interesante, porque Gai está seguro de que Kakashi lo es. Lo hace sentir feliz, repentinamente cálido.

Se ríe suavemente, para sí mismo, pensando en lo superficial que sería encontrar placer solo en las cosas que tus ojos pueden mirar. Sin amar.

Su mano se mueve en su cuerpo, y piensa en la última pregunta de Ebisu, "¿Con qué te tocas, Gai?

Y Gai no puede evitar reír al pensar que es verdad, pues, cada vez que Kakashi venía a su mente él se tocaba. Su mano saltaba a su pecho dedicando una caricia, intentando casi torpemente calmar el ritmo frenético de su enamorado corazón.

Y el pequeño golpe debajo de sus dedos, piensa, ese pequeño goteo que salpicaba su conciencia y lo hacía frotar con insistencia su pecho, era mucho más importante y valioso que cualquier intento de masturbación.