Ilusión marina.

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Benjamín.

Recuerdo el día en el que fui a comprar mi pez. Era mi cumpleaños, y con toda la ilusión del mundo me dirigí hacia la tienda de mascotas con mis padres. Al llegar, observé las clases de peces y otro tipo de animales que poblaban la tienda. Los perros y los gatos estaban enjaulados y todos eran adorables. Los periquitos trinaban sin parar y las serpientes reptaban en su recinto de clausura. La estancia se llenaba de ruido cada vez que un animal emitía algún sonido, dándola aspecto de minizoo. Yo miraba los acuarios con expectación y no tardé en descubrir mi pez perfecto. Era chiquitito y amarillo, con una boca muy graciosa.

- ¡Éste, quiero éste! -. Le dije al dependiente, un señor muy agradable.

Mientras el vendedor cogía a Goldy -así había decidido llamar al pez por su color amarillo reluciente como el oro- y lo metía en una bolsa de plástico transparente llena de agua, mis padres compraron la pecera y la decoración para la misma. Salimos de la tienda despidiéndonos amablemente, con un nuevo miembro en la familia. Al llegar a casa, instalé la pecera de Goldy en mi habitación y lo introduje en ella con sumo cuidado. Nada más tocar el agua, comenzó a nadar como un loco, muy ilusionado por su nuevo hogar.

-Bueno Goldy, vamos a ser muy buenos amigos-. Le dije al pez sin recibir respuesta. -¿No eres muy hablador verdad? Da igual, no importa. Luego hablamos un rato.  

No pude evitar quedarme un rato ensimismado mirando la pecera. Era de cristal transparente de forma casi esférica, a excepción de la base que era plana y de la abertura que tenía en la parte superior. Mirando a través de ella, Goldy parecía un pez enorme debido al efecto de aumento que causaba  el cristal. Salí de mi embelesamiento gracias a las voces que me dedicaba mi madre desde el piso inferior, apremiándome para que bajase.

Bajé las escaleras corriendo para comer la tarta de cumpleaños que había preparado mi padre. Era de chocolate con nata, un gran manjar. El resto de la tarde lo pasé jugando con mis nuevos juguetes conseguidos gracias a los 9 años recién cumplidos. En un momento de la tarde, pensé en como estaría Goldy...


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