POV NATALIA
Empezaba una 'nueva vida', algo que llevaba queriendo desde que decidí más o menos a los 16 años, que quería ser profesora de Latín. Mi primer contacto en 4* de la ESO me había hecho plantearme la lengua antigua como un reto, me apasionaba, todo lo que tenía que contar, todas las historias, las leyendas... me encantaba la mitología y todo lo que la rodeaba. Los años de carrera los había disfrutado como una enana, a pesar de la dificultad que me había supuesto alguna que otra asignatura. De hecho, necesité un año más para terminarla, pero había acabado más que satisfecha con todo el resultado de mis años de estudio. Las oposiciones se me habían presentado agónicas y casi no me lo creo cuando vi el aprobado que me daba la plaza que tanto ansiaba, apenas al año siguiente de finalizar la universidad.
Tenía 26 años, bueno, los iba a cumplir en poco más de dos meses y estaba más nerviosa que mi primer día de instituto, casi 15 años atrás. Sentía flaquear mis rodillas, allí delante de la puerta de aquel inmenso edificio que se convertiría en mi medio hogar por los próximos a saber cuantos años, con mi nueva carpeta contra el pecho bien sujeta. Me había pasado 2 semanas preparando todo lo necesario para trabajar, además de realizar el plan de estudios obligatorio y algunas gestiones más que tenían que ver con el comienzo del curso. Me gustaba tenerlo todo bien ordenado y preparado, así que me había dedicado a preparar una carpeta preciosa que me acompañase en mi primer año de trabajo, del resto de mi vida.
El interior del edificio no era menos sorprendente, había entrado por la puerta que me habían indicado que era de profesores. Había una especie de salón gigantesco con algunas columnas, justo en frente daba a una escalera que subía y una enorme cristalera a un lado, que daba al patio donde seguramente se realizase el tiempo de recreo y educación física. A la izquierda tenía un letrero enorme donde ponía 'Secretaría' y una pared con un ventanal que supuse serviría de mostrador. A la derecha uno un poco más pequeño pero del mismo estilo que rezaba 'Consejería' y una puerta doble de madera oscura cerrada. Estaba repleta de obras artísticas, seguramente de los del Bachillerato de Artes, todas las paredes tenían dibujos preciosos y carteles de algunos concursos y eventos de años pasados, guirnaldas colgando del techo y bancos de madera larguísimos en los laterales.
Suspiré agarrándome con fuerza y me acerqué a Consejería para preguntar por dónde tenía que ir. Me dió la bienvenida, cantaba en mi cara que era la nueva y, probablemente, aquella mujer al borde de la jubilación y de cara amigable conocería a los demás profesores. Me indicó amablemente por donde tenía que ir y que llegaba temprano. Me explicó un poco la disposición del edificio, señalándome donde estaba la cafetería, la enfermería, las aulas de artes, música, tecnología, química, etc. Las aulas comunes, la biblioteca, donde se encontraban los baños y donde los vestuarios de profesores en caso de necesitarlos. Una vez me hube ubicado un poco y con un mapa impreso del edificio en dos folios guardado en mi carpeta, decidí adentrarme por aquellas imponentes puertas e ir directa al baño, necesitaba mirarme un momento y centrarme.
La carpeta reposaba en un lado del lavabo mientras peinaba suavemente las puntas de mi pelo con los dedos, observando que el maquillaje natural -consistía en eyeliner, un poco de highlighter en la nariz y los pómulos y algo de colorete- estuviese correcto. Después de hacer, deshacer y rehacer el conjunto durante una hora, me había decantado por unos pantalones de pinza verde agua y una camiseta blanca de manga corta metida por dentro, en los pies, calcetines tobilleros y nikes air force blancas. Me sentía arreglada pero informal y muy pulcra. El pelo, que rozaba mis hombros, estaba perfectamente alisado y negro, y mi flequillo algo revuelto, no soportaba llevarlo totalmente recto sobre la frente. Me daba el visto bueno mentalmente mientras lavaba mis manos. Al salir por la puerta casi me da un infarto al darme cuenta de que no llevaba la carpeta, corrí a por ella y me acerqué a la sala de profesores donde había al menos una veintena ya charlando, compartiendo una taza de café o simplemente sentados observando sus papeles.
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Teacher's WAR
De TodoAlba y Natalia coinciden como profesoras en un instituto de secundaria. Una ya es veterana, la otra, completamente nueva e inexperta. by: dacrifiliawriter & continentx