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Capítulo 24: Noche vieja

Capitulo largo porfavor véanlo hasta el final (｡･ω･｡)ﾉ♡

—Estoy tan emocionada con esta nueva tú, tomando la vida por los cuernos y exigiendo que salgamos en Noche vieja.

—Sí, bueno, ya no dejaré que ningún hombre me controle. Ahora soy una mujer libre y quiero divertirme un poco— dije mientras abrochaba el talón antes de estabilizarme y pavonearme hacia el espejo.

—Es Nochevieja, quién sabe, puede que encuentres a alguien perfecto esta noche. 

—Es poco probable, pero esta noche no se trata de buscar a alguien. Esta noche se trata de mí y emborracharme—.  Agarrando la botella de vino abierta, me llevé la botella a la boca y tragué el líquido frío como si fuera agua.

—Sabes, nunca perdono el engaño, pero tal vez era lo que necesitabas para deshacerte de él de una vez por todas. Era un hombre narcisista, controlador y vil. Estás mucho mejor sin él—.  Beth se acercó detrás de mí y me sonrió antes de guiñarme en el reflejo del espejo mientras me quitaba la botella de vino de la mano.

—Lo estoy y espero que el karma le muerda el culo. 

—No te he visto en tanto tiempo nena, ese idiota siempre te mantuvo en casa con él. Me encanta esta nueva confianza encontrada, y por la forma en que te ves, vas a tener a los hombres inclinándose ante ti suplicando por  la oportunidad incluso de hablar contigo.

Beth se sentó en mi cama y sacó su teléfono.

—Ugh, no. He tenido suficientes hombres durante toda una vida. Tal vez debería renunciar al amor y convertirme en monja. 

—O conviértete en lesbiana. Créame, es mucho más fácil vivir con las mujeres y están libres de estrés. 

Sonreí recordando el día en que Beth me dijo que era lesbiana.  Sus padres la habían echado después de hablar con ellos, pero no importaba ya que mi familia prácticamente la adoptó en nuestra familia.  Ella era mi mejor amiga de la infancia y si su familia no la aceptaba por lo que era, entonces mi familia siempre sería una segunda familia para ella y la aceptaría sin importar nada.  Aunque mi padre era un hombre de negocios temido, tenía el corazón más blando.  No mucha gente lo sabía.

—Apuesto a que lo son— me reí entre dientes mientras tocaba el collar que Alexander me había traído.  No lo había visto ni escuchado de él desde el día de Navidad, pero no pude evitar sonreír y pensar en él cada vez que miraba el collar y, sinceramente, lo había usado todos los días desde que me lo dio por primera vez.

—¡Woah! ¿De dónde sacaste esa belleza?—.  Beth se levantó de un salto y me hizo girar, mirando el collar con la boca abierta y los ojos muy abiertos. 

—Fue un regalo. 

Me volví de Beth en un intento por ocultar el creciente rubor en mi mejilla, pero el diablo de mi amiga ya lo había visto y conociéndola, no lo dejaría ir.

—¿De quién? ¿La maldita reina de Inglaterra? Ese collar probablemente cueste más que mis tasas universitarias.

—Solo un amigo—respondí sin querer entrar en detalles sobre mi extraña amistad con Alexander. 

—¡Mierda! ¿De dónde es?—.  Beth siguió cada uno de mis movimientos tratando desesperadamente de echar un vistazo al collar.

—Tiffany and Co, maldita sea. 

Ambas estábamos un poco borrachas y, a este ritmo, nunca llegaríamos al club y celebraríamos el año nuevo al interrogarme con un sinfín de preguntas.