The crimes of Birbury

7. Viajes y tragedias

"Buenas noches, como todos se habrán enterado por las noticias, el cuerpo hallado de Justin Beller contiene marcas que indican homicidio, no tenemos testigos ni tampoco cámaras de seguridad que nos puedan servir para llegar al asesino, pero tenemos a todo nuestro personal de pericia buscando pistas y ADN en el cuerpo del señor Beller. Necesitamos que todos preserven la paz, la policía está tratando de mantener todo en orden. Cualquier información que pueda ser aportada sobre el caso de Lara Clever como el de Justin Beller va a ser muy valiosa para la resolución de estos homicidios, la misma puede ser aportada de forma anónima. Gracias por escuchar y buenas noches."

Sasha sonrío cuando escucho a su marido hablar tan firme y seguro, estaba tan orgullosa de su hombre, se había esforzado mucho para llegar al lugar en el que hoy estaba, fueron días de entrenamiento duro, noches sin dormir estudiando casos y casos, y el esfuerzo había valido la pena, para los dos, después de muchos años lo habían conseguido, y eso hacía que el pecho se les llenara de amor y orgullo por el otro, cualquiera puede darse cuenta de como ambos están locamente enamorados tan solo con ver como se miran.

Bibury, 30 de enero del 2000

-Sasha, un placer-Una señorita de veintidós años le sonreía a un moreno con un bolso de entrenamiento.

-Hola Sasha, soy Thomas Shinner, perdón por hablarte tan de prisa, es solo que no soy de aquí, vengo de Manchester, y necesito llegar a la estación de policías-Thomas sonreía, después de cuatro años de entrenamiento por fin conseguía su primer puesto como oficial, por la poca experiencia que había tenido en Manchester decidió que las grandes ciudades no eran lo suyo, y había oído rumores de Birbury, de que aunque era un pueblo tranquilo cada diez años se desataba el caos, y eso era exactamente lo que buscaba, si las leyendas eran verdaderas, los trece asesinatos estaban a la vuelta de la esquina.

-No te preocupes, note que no eras de aquí, pero tienes suerte de haberte cruzado con la hija del sheriff, ven sígueme que yo también voy allí- La ahora mujer de veintisiete sonreía recordando aquel primer encuentro y como siempre buscaba una excusa para ir al cuartel a ver a aquel chico que hoy es su esposo y padre del bebe que lleva en su vientre.

El teléfono sonó, su camioneta se apago en medio de la solitaria carretera, y cuando quiso atender para pedir ayuda una mano se poso sobre su boca y nariz, luego llego Morfeo, dejándola a merced de aquella desconocida de ojos color miel.