Capitulo 16

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—¿Entonces así le hacemos?.

—Sí. Te espero —colgó.

Después de calmar a Hoseok, trataron de ver la manera para que pudiera entrar, pues al ser un estado delicado, no podían entrar tan fácil las veces que quisieran y cuántos quisieran. Por suerte, y gracias a los rezos de Hoseok, hubo un espacio, que suplantarla Changkyun para poder estar con Hyungwon.

La noticia desde luego que había alegrado infinitamente a Hoseok, quién pidió de inmediato que llamarán a Changkyun para hacer el cambio lo más rápido posible, pues aún faltaba tramitar una credencial que le responsabilizaba por cualquier acontecimiento sospechoso que las cámaras pudieran captar.

Pronto ya estaban en el hospital, y Hoseok, junto con los papeles necesarios, ya había tramitado esa credencial que no era más que una tarjeta con su foto tamaño infantil pegada, y una firma de él con el sello oficial del hospital.

Una vez dentro, esperó a que el doctor hiciera unos chequeos, y le permitiera entrar.

No fue mucha su espera cuando el doctor abrió la puerta, permitiendo el paso al visitante.

A pesar de estar feliz de poder verlo, y de saber que está vivo después del grave accidente, sentía ese vacío insaciable, y un sentimiento de impotencia se apoderó de él cuando al entrar le vio allí, postrado en la cama, inmóvil, con una expresión de severo cansancio a pesar de dormir, y lo peor, conectado a ese aparato del cuál dependía su vida.

El doctor cerró la puerta, y el visitante quedó helado, mirando con esa expresión como si de un cadáver se tratara. Una lágrima corrió por su rostro con la misma velocidad en la que todos los recuerdos vividos pasaban frente a sus pensamientos.

Hubo un punto de choque a la realidad, fue cuando pudo reaccionar, era como si volviera a la tierra después de un nostálgico viaje.

Caminó a como pudo, pues sus piernas temblaban, se acercó al joven dormido, quién a pesar de su estado no dejaba de verse tan hermoso como la primera vez que le había visto. Los ojos de Hoseok se cristalizaron aún más, y las lágrimas brotado al mismo tiempo que Miles palabras sin sentido salían de él.

—Wonnie. Tortuguita hermosa. Estás aquí durmiendo, peleando entre la vida y la muerte, y yo sufriendo sin poder hacer nada.

Tomó las manos de Hyungwon suavemente, pues estaban moradas por la jeringa que tenía incrustada conectada a un suero.

—¡Te necesito!, Sé que es egocéntrico de mi parte pero ¡Tienes que vivir, sigue luchando así!, ¡Despierta por favor! —Suplicaba con la voz desgarrada—. Sé que tu razón de vivir eran tus padres, pero ellos están en el cielo, aún no vayas con ellos, cumple tus metas como ellos hubieran deseado.

No pudo decir más, pues si voz se cortó en un muy desesperanzador suspiro, callendo al piso de rodillas aún sin soltar sus manos.

—Te amo...

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