Narra Gumball.
Nunca me había imaginado que un día besaría a Marshall Lee, mucho menos salir con él.
Pero aquí estaba, tomado de la mano de él, caminando hacía la casa de viejo Tronquitos; porque Marshall quería un pie.
-Es un bello día- comenté nervioso.
-Odio los días soleados- dijo tapándose con su sombrilla-.
-¿Porqué?- pregunté.
-Creo que es más que obvio el porque- dijo mirándome comó si hubiese dicho una estupidez- me quema el sol.
Tragué en seco.
Sabía que había preguntado una estupidez, pero estaba nervioso de que tomará mi mano, aunque él llevará guantes me seguía poniendo nervioso comó sé sentían nuestras manos unidas.
A lo lejos pudimos distinguir la casa de Troquitos.
Él estaba afuera y su pareja la cuál era una puerca lo ayudaba a recoger manzanas entre los arbustos.
-¡HEY!- grito en modo de saludo.
-Hey, hey, hey- dijo Marshall con tono divertido.
-¡AHHH!- grito asustado Tronquitos- ¡TÚ OTRA VEZ! ¡NO TE VOLVERÁS A ROBAR MIS MANZANAS!
Marshall había soltado mi mano y volando fue hacía donde Tronquitos.
-¿Y si me robó una que?- dijo tomando una manzana.
-¡TENDRÁS QUE PAGAR POR MIS PRECIADAS MANZANAS!- gritó el anciano elefante enfurecido.
-Ajá- el vampiro ignoró totalmente las quejas de tronquitos y succionó todo el color carmesí de aquella manzana.
-¡VÁNDALO!- grito Tronquitos.
-Aún las puedes utilizar- dije- sólo les quita su color, pero no su sabor- expliqué.
Marshall asistió dejando la manzana en el suelo.
Después de que el molesto Tronquitos nos corriera negando que las manzanas aún tenían sabor.
Mientras Marshall se me adelantaba yo reía mientras veía su trasero, los jeans que llevaba hacían la ilusión de que su pobre trasero sería asfixiado por los jeans.
-Hoy vienes de buen humor- señaló.
Le sonreí, hoy no tenía ganas de reclamar por nada; iba a intentar pasar un día normal sin enojos ni disputas.Marshall Lee buscó un árbol que brindará una buena sombra y se acostó apoyándose en su tronco, puso sus brazos debajo de la cabeza y cerró los ojos.
-Chicle- me llamó- siéntate junto a mí.
Y obedecí, me senté junto a él.
Realmente era un día precioso, el sól deslumbraba haciendo relucir toda la tierra de Aaa.
Y pensé en Marshall, debía ser dificil para él apreciar un día tan hermoso al ser un ser amante de la noche.
Lo miré, se veía tan relajado aunque estuviese frunciendo el ceño; el viento movía de manera pacífica su cabello, se veía tan varonil.
En cambio yo... Yo era un debilucho rosado.
Lo seguí mirando, cada facción, cada pequeño movimiento que hacía, su manera de respirar tan relajado.
Su aroma a machote.
(N/A: 7u7 Machote, macho que se respeta)
-¿Vas a seguir mirándome o me vas a besar?- dijo sin abrir los ojos.
Me puse rojo de la vergüenza, ¿comó sabía que lo estaba mirando?
-Intento dormír, ¿sabes? Pero siento tu mirada más penetrante que la polla de un oso- dijo burlón- así que en vez de mirarme, bésame.
-Y-yo...- intenté responderle que no era tan guapo comó para que yo le deseará de esa manera, pero si lo era.
-Eso pensé- dijo levantándose- Chicle- se puso cara a cara conmigo- eres un Chicle muy tonto- me acaricio la mejilla mientras me sonreía dulcemente- me gustas, Chicle...- susurro para besarme.
Me gustó el beso, pero nunca lo aceptaría.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
-Aparece de la oscuridad- e-e sigo viva(?
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¿Quién dijo que los opuestos no se atraen?
RomanceGumball o el Dulce Príncipe es un chico estirado y pesado para muchas personas, es atento, respetuoso, inteligente, un cerebrito. Marshall Lee, el mejor músico de todo Aaa, un flojo a más no poder, odia los modales y las matemáticas; su peor error f...