Capítulo 11

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|Capítulo 11|

Capítulo 11: Para llegar a ser un hombre honorable.



Los fuegos artificiales duraron tres o cuatro minutos, y sus estruendos y explosiones más la emoción general eclipsaron la alerta de fuga que movilizó a la mayoría de guardas. Cuando terminaron, después de celebrarse el fin de año y la llegada del nuevo, Apoo y los suyos retomaron la actuación y la música volvió. Todos siguieron gritando y riéndose, cantando como malas urracas, y Zoro estaba animado como nunca antes con Franky, cuando este preguntó. — ¿Oe, y Ruffy? —probablemente eso no constituyó el mayor problema para ninguno de allí, acostumbrados a sus desapariciones y sus tonterías, e imaginaron que seguramente se habría encontrado con el Pelirrojo o con Katakuri.

El del pelo verde negó, y respondió a grito pelado sobre la música. — Creo que iba a echar un meo. —rieron por el chico, no le dieron la mayor importancia, y siguieron cantando como buenos fans de esa música extraña.

Cruzándose en su camino, Ace justo se escabullía mirando a los lados con furtividad y sudor cayendo por su frente, intentando pasar desapercibido y no llamar la atención entre el tumulto de gente. Poco más y creía que se moría. Aquello sí que había sido un susto. Su corazón todavía palpitaba por la sorpresa y la adrenalina de casi ser pillado. Pasando entre la gente se mentalizó para toda la mierda que vendría después, porque la evidencia del intento de fuga todavía estaba allí y Smoker no era tonto, ni tonto y mucho menos una persona que lo dejaría pasar. Estaba seguro de que arrasaría todo el East buscando al capullo que había intentado vencer a la prisión invicta que era Impel Down, y asegurarse de meterle una bala entre las cejas para que no lo volviera a intentar. Maldijo con insultos y palabrotas vulgares entre dientes mientras apartaba a los hombres en masa. Se sentía con ganas de vomitar, y estaba rabioso.


Mientras se hacía paso y juraba por lo bajo, recordó entonces al chiquillo que lo había visto ahí y se preguntó si habría conseguido escapar a tiempo... Pero en un segundo se paró, y se tensó en su sitio, los ojos desorbitados e idos. ¿Y si lo habían pillado allí? Su corazón dejó de latir no por preocupación por el chico, sino porque estaba seguro de que si le preguntaban, o le llegaban a torturar, el niño hablaría antes de lo que canta un gallo. No se lo podía creer, ¿cómo podía haber sido tan descuidado? Había dejado no solo pruebas del intento de fuga, sino que un cabo suelto, un tipo que sin duda lo delataría a la mínima. Empezó a sudar y se mordió el labio con rabia al ser consciente de que tenía un pie en la tumba. ¡Estúpido crío! Si no fuera por él...!

Salió del tumulto exhausto, las cejas hundidas en la frustración de no poder hacer nada por evitar que lo pillaran, porque a esas alturas todo estaba en las manos de lo que pudieran investigar los agentes y lo que Smoker pudiera sacarle al Sombrero de paja si es que lo habían atrapado. Se sintió jodido, la había cagado pero bien. Levantó la cabeza, giró con sus ojos afilados a echar una mirada alrededor, y luego tomó una actitud relajada para pasar desapercibido delante de los funcionarios, directo hacia cierto grupo. No estaba seguro de si se sentía aliviado, feliz, frustrado, o lo que fuera al volver a ver a los que consideraba sus más grandes compadres. Apretó la mandíbula, sus manos en sus bolsillos, y dio otro paso para acercarse. Todos tenían ese aura como a perdición y frustración a su alrededor, y algunos tapaban sus rostros varoniles y daban golpes a cualquier cosa exclamando maldiciones. Marco parecía tenso, infeliz, y Thatch, el que no había ido a despedirlo, se agarraba el pecho y lloraba desconsoladamente, sorbiéndose los mocos. Se paró, y no supo ni qué decir.

Imperu Down | All x LuffyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora