- Eres una visión niña – susurro lo suficientemente alto para que ella pudiera escucharlo, antes de que una enfermera entrara corriendo. Se apartó un paso dejándola pasar hacia ella, aun con una sonrisa en su rostro guiño un ojo saliendo de la habitación dándoles privacidad y tomando él la misma para retomar la llamada con su hermano.
- Ay niña! ¿Has despertado, como te sientes? – le enfermera, una señora entrada en años, con un cabello castaño lleno de canas, recogido en un moño alto se giró revisando lo que parecía ser una hemodiálisis tomando apuntes.
- B...bien –logro decir aun con el cuerpo rígido, aclarándose la garganta. –Ya no tengo frio, pero estoy cansada – hablo en voz baja sintiendo su garganta seca. Bajo la mirada viendo sobre ella una manta térmica y aún más debajo ella en bata, y nada debajo. Se ruborizo ante la simple idea de que el pudiera haberla visto desnuda. No era ninguna santa, pero al menos intentaba saber el nombre de la persona que la vería sin nada más que su piel y ya.
- Si es lógico. La temperatura de tu cuerpo bajo demasiado, es un milagro que tu amigo te haya visto con este aguacero. –la enfermera, que ahora pudo ver su nombre era Joyce, pincho su suero agregando algo regulando la caída de el mismo.
- No es mi amigo, no lo conozco – admitió avergonzada de haber requerido la ayuda de un extraño para ponerse a salvo. La mirada de Joyce fue todo un poema, giro el rostro hacia la puerta como si pudiera verlo ahí de pie y después a ella.
–Debería llamar a la policía? – la obvia expresión de desconcierto de la paciente la hizo aclararse – Él sabía todo de ti cuando te trajo, nombre, edad, dirección y como sucedió esto. – tomo su muñeca con delicadeza mostrándosela, en ella había una pulsera de ingreso con sus datos.
- No lo creo...suelo cantar en un bar en la universidad, suelo cantar en un bar de la universidad, y lo he visto ahí en varias ocasiones. Salí a la lluvia y lo siguiente es que estoy aquí, no creo que corra peligro por alguien que me trajo cuando mi vida corría peligro, verdad? – la sonrisa que pintaba su rostro lejos de relajar a la enfermara la puso en alarma, haciendo que señalara un botón detrás de su cabeza en la pared, como indicando que si había problemas lo presionara.
La puerta se abrió y cerró rápidamente llenando la habitación de un olor delicioso a cuero y café, un olor a tierra mojada le inundo la nariz a la vez que él se acercaba a la camilla. Del lado contrario al que Joyce estaba, repitió el movimiento con los ojos antes de retirarse, anuncio que era en serio su advertencia. La puerta se cerró lentamente, como si temiera dejarlos solos. Un silencio sepulcral reino en la habitación, ella con su rostro viendo hacia la puerta era capaz de sentir su mirada inspeccionándola. El electrocardiograma no hacía más que evidenciar lo nerviosa que estaba con su sola presencia, deseo arrancarse el lector del cuerpo para tener un poco de privacidad con sus emociones, pero eso solo haría que una estampida de doctores y enfermeras entraran para ver porque su "corazón" había dejado de latir.
- Vladimir Rosso – pronuncio suavemente, con una voz tan profunda que sentía sus piernas temblar como si estuviera de nuevo en la lluvia. Sorprendida se giró de prisa hacia el viéndolo de cerca, por primera vez, levanto la mirada hacia sus ojos, esperando encontrar ese azul tan penetrante, pero se encontró con par de piedras grises brillando hacia ella. Una ligera decepción se anido en su pecho al ver que no era él. Y fue más que evidente en su rostro. – ¿Que pasa preciosa? ¿No soy suficiente para ti? –Sonrió de nuevo dejando ver sus dientes mientras jalaba un pequeño banquito sentándose hasta quedar a su altura.
El electro enloqueció.
- ¡No, claro que no! Es decir, si, o sea... no eres quien esperaba es todo. –se resignó bajando la cabeza sonrojada, sus orejas ardían y no sabía si era por la manta térmica o su nerviosismo hacia él. Saco sus brazos de la manta para sentir un poco más de libertad acomodándose el cuello de la bata sintiendo que estaba abierta por detrás.
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Siempre a tu lado
RomanceVlad un hombre lobo con poco mas de 500 años de edad, vaga solo por el mundo despues de la muerte de su amada, sin una manada. Pero el destino buscara redimirse con el, entregandole a otra mujer...una mujer humana? Como sobrellevaran esta situacion...