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- ¿Segura que no puedo convencerte de que te mudes conmigo al Glenrial? – Si, él incluso había considerado regresar con su manada, gracias a ella. Negó con la cabeza mientras sonreía, quería ir, quería acompañarlo. Esto parecía casi un sueño hecho realidad para cualquier amante de la ficción y mundo sobrenatural. Escritores como Stephenie Meyer y Anne Rice habían hecho mella en ella durante su adolescencia, haciéndola desear un imposible. Uno que ahora asomaba su hermosa sonrisa frente a ella – Los lobos podemos ser muy testarudos, ¿sabes? – tomo su barbilla entre su pulgar e índice bajando su nariz por su cuello lentamente hocicando su olor, como si quisiera llevárselo con él para siempre.

- Soy demasiado latina como para ceder, lo siento – murmuro apenas es en un susurro antes de que un grito ahogado retumbara en el interior de vehículo al sentir sus dientes clavándose en su cuello. Podía sentir sus colmillos claramente, lo cerca que estaban de ella, de hacerla sangrar.

- Te tomaste demasiado bien el saber que eres la compañera de un ser practicamente inmortal – pronuncio contra ella sintiendo su aliento haciendo que un cosquilleo creciera entre sus piernas.

Habían tenido una larga conversación respecto a la situación, ella había comprendido cómo funcionaba que el destino seleccionara una pareja, y solo una pareja para ti en toda la existencia, con obvias excepciones, como esta. Ella sabía de Kat, él le había contado de su anterior pareja, y de las hijas que había tenido con ella. Lejos de sentir celos, le dolió saber que había amado a alguien con tanta intensidad, y le había sido arrebatado. Pero seguía sin entender porque entre todas las criaturas del mundo, había sido ella, una humana, una de "Los otros" como los hijos de la noche llamaban a los mortales.

Reclamar, proteger y proveer- había dicho él era el deber de un lobo hacia su compañera, en todo sentido. Le había dejado claro que tenía el suficiente dinero para que ella pudiera dejar de estudiar, comprarle un título universitario si eso es lo que quería y no tener que trabajar nunca en su vida. – "Y qué? ¿Ser esclava de mi hogar toda mi corta existencia mortal? No lo creo cariño-" había sido su respuesta ante la generosa propuesta. Vladimir había sentido que el "cariño" era más un insulto educado que un halago.

- Aun siento que es un sueño, y que al despertar tú te habrás ido – retrocedió soltándose de su agarre, necesitaba poner distancia entre ellos, el ver la intensidad de sus ojos y cada una de las reacciones de su cuerpo le hacía saber cuánto la necesitaba, cuanto la deseaba, y lejos de molestarle, le preocupaba. Había estado con hombres antes, pero esto era diferente, él era diferente.

Le había advertido que su bestia podría levantarse en caso de que ella estuviera en riesgo o alguno de sus cachorros, durante la luna llena y la primera vez que estuviera con ella para reclamarla. Agradecía que no se estuviera guardando la información, había demasiado en juego como para ocultar cosas. Él había sufrido doce lunas llenas, haciendo que sus compañeros lo dejaran inconsciente una y otra vez, solo para protegerla de él. No habría manera de que ella pudiera escapar de la bestia y no había manera de que el pudiera controlarla.

Cada luna llena su bestia rugía y rasgaba su interior intentando salir, su instinto le gritaba que la tomara, que la marcara. –te necesita, provee, protege! – gruñía cada noche, cada viernes que se plantaba en la oscuridad, en una esquina de ese bar para verla. Pero el lobo no era el único, había sorprendido a un grupo de brujas observándola, Nyx, una loca valquiria con el poder de la premonición, acompañada de otros miembros de su clan, miembros que el pasaba por alto. Evidentemente había planes en el destino para ella, planes de los que la loca de Nyx era la titiritera. Tantos siglos de ver el futuro y todas sus vertientes la habían dejado en un limbo que muchas de las valquirias no podían soportar. En un momento estaba aquí, y al siguiente segundo se encontraba diciéndote cuantos bisnietos tendrías o cuando y como morirías.

Siempre a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora