10. Capítulo 10: Proceso feliz pero tortuoso

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Tenía que darme prisa si quería conseguirlo, poco a poco y de puntillas baje uno a uno los escalones evitando que hicieran ruido, quien diría que una mansión de una de las familias más importantes del mundo mágico, tendrían los escalones sueltos y hacían ruido al pisar, pero ya me pillaron una vez ni loco cometía el mismo error. Esto era de vida o muerte, así que tenía que esforzarme al máximo. Llegué a donde quería y el pulso se me disparó no podía ser ¡Lo había logrado!

Abrí silenciosamente la puerta y cuando se encendió la luz se ilumino como si hubiera encontrado un tesoro y al fin y al cabo lo era para mí. La abrí del todo, había llegado y nadie podía hacer nada así que estiré la mano, ya faltaba poco, solo unos centímetros más y… la luz de la cocina se encendió.

- Harry, ¿otra vez intentando comer a escondidas? Son las dos de la mañana- dijo Draco aún medio dormido.

- No, yo… bajé a beber agua, tenía sed- me inventé lo primero que se me ocurrió, por supuesto no lo creyó.

- Si, claro. ¿Y pensabas beberte ese trozo de tarta?- me dijo burlón.

- Emm… pues, si- Draco elevó una ceja- ¿Qué pasa? Tú tienes tus gustos y yo los míos.

- Harry sabes lo que te dijo el médico- me dijo a medida que se acercaba y me quitaba el plato para volver a meterlo en el refrigerador- Tienes que hacer dieta, comes demasiado y eso podría perjudicar a los niños. Durante el último mes no has hecho más que comer a escondidas y no has seguido las indicaciones del médico.

Hacía un mes que habíamos ido a nuestra visita mensual con el doctor Collend y nos dijo el sexo de los bebés. Debido a que no podían utilizar hechizos y la magia impedía que los aparatos muggles funcionaran del todo bien no se pudo ver en el cuarto mes, por eso en la revisión del quinto mes nos dijeron que estaba esperando dos estupendos niños perfectamente sanos. No fue lo que esperaba pues durante todo este tiempo siempre había sentido que al menos uno de ellos era la niña que yo esperaba y ahora me avergonzaba un poco haber confundido a mis queridos bebes, a lo mejor por eso las patadas eran más comunes.

- Pero me está matando de hambre- dije queriendo echarme a llorar- además no soy yo, son tus hijos los que tienen hambre, ¿No les vas a dar aunque sea un poquito?- le dije mirándolo con ojitos de cachorrito y haciendo un puchero. Él se quedó mirándome fijamente o más bien a mis labios y vi que quería besarme así que para convencerlo un poco mejor me acerqué despacio a él mirándolo a los ojos y pasando mis manos por sus hombros lo acerqué hasta mí y lo besé enredando mi lengua con la suya. Sus manos inmediatamente fueron a mi cintura y me acercó todo lo que pudo a su cuerpo para poder profundizar el beso.

- Da igual… lo que hagas no te comerás… esa tarta- me dijo tras separarnos del beso e intentar recuperar el aliento.

- Pero…

- No, vamos a dormir- me agarró de la mano y nos guio hasta nuestro cuarto. Una vez movió la varita y cerró la puerta y se acostó de nuevo sin tan siquiera mirarme. Sin saber qué hacer y sin poder salir debido que Draco estaría ahora más atento, aparte de que antes de salir de la cocina había puesto hechizos en la misma para que yo no fuera capaz de entrar, no es que no pudiera quitarlos pero debido a que mi magia no estaba del todo estable debido al embarazo era mejor no usarla todavía, me senté en la cama apoyado contra el cabezal y me crucé de brazos. No sé cuánto tiempo estuvimos así hasta que Draco se levantó y se quedó sentado en la cama mirándome.-Vamos Harry, no te pongas aquí, sabes que no puedes seguir comiendo, lo dijo el médico, tienes que cuidarte si no, vas a seguir…

- ¿Engordando?, Eso es lo que me vas a decir ¿Qué me estoy poniendo gordo? Entonces ya no te gusto, si es por eso deberías de dejarme la tarta y así te quitaré la molestia cuanto antes- le dije enfurecido pero con lágrimas corriendo por mi rostro.

Aᴍᴏʀ VᴇʀᴅᴀᴅᴇʀᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora