11. Capítulo 11: Amor Verdadero

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Medio mes. Solo medio mes más y todo habrá terminado. No más dolor de pies, ni dolor de espaldas. No más ir al baño a cada media hora. No más dieta ni comer "equilibradamente" y por sobretodo… no más patadas. Si no fuera porque su padre es Draco, un sangre pura y muy orgulloso de serlo, diría que de mayores serían futbolistas.

- ¿Pensando en cuando será el momento de dar a luz?- Sirius interrumpió mis pensamiento entrando en ese momento al salón donde me encontraba.

- Hay momentos en los que no quiero que ese día llegue, sentir su magia en mi interior, sus leves movimientos, me hace sentir especial… luego vienen las patadas y solo puedo maldecir a Draco- dije y eso nos sacó unas risitas.

- Bueno ya falta poco así que no te preocupes. Por cierto, ¿Sabes como será…?- preguntó Sirius pero no llegó a terminarla.

- ¿Te refieres al parto?- Sirius asintió- No, no sé cómo será. El doctor Collend está buscando información. Supuestamente nos lo dirá en la consulta de hoy.

- ¿Estás nervioso?- me preguntó.

- Algo sí. No espero que sea indoloro pero sí que fuera lo menos doloroso posible y que la vida de mis hijos no corra peligro.

- Tranquilo, verás que todo saldrá bien- posó su mano en mi hombro apretándolo ligeramente pero yo necesitaba más así que estirándome con cuidado lo abracé e inmediatamente me lo devolvió.

- ¿Dónde está Remus?- rompí el silencio, sabía que donde estuviera Sirius estaría Remus o mejor dicho donde estuviera Remus estaría Sirius ya que este último era muy celoso con su pareja por lo que si uno estaba aquí el otro también.

- Está afuera con Narcissa hablando de flores y plantas nuevas. Ya sabes cómo son es ver una especie nueva y se olvidan de los demás y la verdad es que no sé lo que ven ni que tanto disfrutan en regar unos vegetales si todos saben que es mejor montar en una escoba y jugar un buen partido de Quidditch- dijo con voz muy animada que me hizo reír.

- Tienes razón.

Pasamos un rato viendo la hermosa vista del jardín que nos ofrecía el tercer salón de la Mansión Malfoy. Si, el tercer salón, porque aunque tu veas lo enorme que era la Mansión, por dentro era todavía más grande, con cinco salones, seis dormitorios, dos cocinas para cuando celebraban las grandes celebraciones diera tiempo a preparar todo el banquete, sala de música, una enorme biblioteca y la palabra enorme se quedaba corta pues se cogia dos habitaciones y los baños dejé de contarlos hace tiempo. Por lo que de los salones el tercero era mi favorito, daba a un hermoso jardín con flores exóticas y lleno de colores y cuando caía el atardecer que el sol empezaba a ponerse para dar paso al anochecer los matices que le daban a las flores hacia que pareciese una hermosa danza. Así que aquí estaba, relajado apoyado en Sirius disfrutando del paisaje.

- Me voy a poner celoso, tío- dijo de repente una voz rompiendo el cómodo silencio pero no me importó pues esa voz hacia que mi respiración se agitara, que mi corazón golpeara en mi pecho fuertemente. Levanté los ojos y miré fijamente como el dueño de esos ojos plateados se acercaba y me daba un beso que me dejó sin respiración antes de apartarse un poco y sonreírme, le gustaba mucho causar ese efecto en mí.

- Es mi ahijado favorito, tendrás que acostumbrarte- le respondió mi padrino sonriendo al vernos.

- Es tu único ahijado- le contestó Draco mientras se sentaba a mi lado y nos reíamos.

- Bueno yo me voy a buscar a Remus, estaremos esperando noticias- y con eso salió dejándonos solos. Me acurruqué en el pecho de Draco e inmediatamente su mano rodeó mis hombros acercándome más a él.

Aᴍᴏʀ VᴇʀᴅᴀᴅᴇʀᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora