Qué hacer cuando la vida se empeña en dejarte en claro que tu destino esta predestinado y que por mucho que desees huir jamás podrías hacerlo.
En especial si es el mismo rey del infierno, quien se está decidido ha ir tras de ti.
Como huir del mismí...
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El infierno...
Un sitio que todos consideran un lugar horrible y de tormento eterno, es solo una palabra y un poco más.
El infierno es lo que uno piensa que es al morir, si tus pecados fueron horribles y sabes que mereces sufrir eternamente, eso es lo que sucederá pero para los habitantes del infierno es solo un reino en el que cualquiera entra pero pocos salen.
Un palacio con habitantes que van de un lado a otro ocupados en sus múltiples tareas, un sitio en el que cada quien se encarga de lo suyo sin meterse con nadie, un sitio al que pocos conocen en verdad. Un lugar con altas columnas que se pierden en el infinito, con surcos labrados en colores negros y blancos, de silenciosos corredores, amplios, majestuosos y casi se podría decir como un mausoleo o un recinto sagrado.
Su líder, el rey indiscutido es Lucifer, el ángel que se reveló ante los designios de su padre el rey de los cielos. Y Lucifer es todo menos un ser horrendo y desfigurado por las atrocidades de las que lo culpan. Todo lo contrario, Lucifer es y siempre será un ángel rebelde, hermoso, cadencioso y único, el hijo prodigo que siempre estará en contra de las reglas y que se complace en romperlas cada vez que puede.
Su aliada más fuerte es la muerte, un ser que está entre el cielo y el infierno, que no le debe lealtad a nadie y que es la base más importante en el juego de ajedrez que disputan padre e hijo, Dios y Lucifer desde el comienzo de los tiempos.
Y así como el Dios de los cielos tiene infinidad de hijos, Lucifer también los tiene, aunque para el solo unos pocos son los más apreciados, ya sea por su poder, por su valía o solo por capricho personal. Pero ninguno de todos ellos es realmente hijo de su sangre, sino simplemente los que han optado por seguirlo en la rebelión y que además están a sus órdenes de manera incondicional.
En este palacio, donde el silencio reina, y los suelos ocultan los pasos de los que tienen el placer de ingresar, acallados por el frio mármol, vive su soberano, ocupado en las estrategias que llevara a cabo en su jugada de ajedrez infinito.
Aquí en este infierno particular, en que el castigo eterno es impuesto por cada ser que llega con cada día, pues a pesar de que todos creen erróneamente que los castigos eternos los impone el soberano de este sitio, es decir Lucifer, nadie mas que los llegan allí crean su infierno personal. Condenándose a si mismos ha esos pesares pues es la consciencia propia la que los lleva a su infierno.
Es el lugar donde se encuentra el soberano, esperando paciente la llegada de su aliada la muerte pues tienen un trato que cerrar. uno que le devolverá al gran señor algo que perdió hace tiempo y que por fin, si todo sale bien como el lo espera, regresara a su lado. Su bien mas preciado, su deseo mas profundo y por lo que daría su reino de ser necesario.Sentado en su trono de blanca plata, se encuentra Lucifer, alto, bello, con la mirada oscura y penetrante, con el físico de hombre en perfecta salud y de buen ver, un ángel con alas negras que pocos ven, con una sonrisa cautivadora, que promete más de lo que está dispuesto a dar. El digno hijo de un dios, el ángel mas hermoso que existe y existió en el reino celestial. Su mirada no transmite la mínima expresión, nadie podría decir a ciencia cierta que pasa por su mente, nada expresa cuanto siente si es que siente alguna cosa.
